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INQUISICIÓN (Manuel Parra Celaya)

INQUISICIÓN (Manuel Parra Celaya) INQUISICIÓN

Hoy no tengo el cuerpo para escribir sobre temas serios y trascendentes, abrumado por la acumulación de noticias y, sobre todo, por su utilización frívola como tema electoral: queremos construir Europa como el que va al fútbol... Así que dejo de lado el matrimonio o concubinato (esto nunca se sabe) entre socialistas y separatistas y también en la política internacional de España, que, al parecer, no lleva de ser "auxiliares del Imperio" a jenízaros de la vecina, dulce y puta Francia... todo un panorama.

Tampoco quiero ironizar sobre la "ocasión histórica" del Fórum de las Culturas de mi ciudad barcelonesa, al que están llevando, por imperativo legal, a escolares (tan hartos del curso que expira como sus profesores) para hacer subir las estadísticas de participación. Fíjense en mi estado de ánimo cuando ni me meto con la medalla de José Bono.

Mi idea inicial era dejar de lado la Sociedad Política para tratar temas que interesan a mi Sociedad Civil; ya sabemos que ambas presentan perfiles separados... hasta que la tentación totalitaria seduce a los jerifialtes. Esto les suele pasar a todos, pero, cuando se dicen de izquierdas, peor.

Es curioso que de las dos acepciones de la palabra "totalitarismo" los llamados demócratas siempre se inclinan por aplicar la peyorativa. Me explicaré, con permiso del sufrido lector.

"Totalitario" puede ser la tentación a "totalizar", esto es, a que el Estado sea de todos los ciudadanos, no de una clase social o de un partido. También, la tentación de que el Estado intervenga en todo, incluidas vidas y conciencias. A esta segunda acepción llamaba Ortega y Gasset "impropia", porque para él, liberal auténtico, el objetivo era la participación global y completa en las tareas de la res pública.

Pues bien, los tripartitos que nos rigen se inclinan peligrosamente por la primera acepción: la Sociedad Política invade el territorio de la Sociedad Civil, inmiscuyéndose en usos, costumbres, lenguaje, modas y decires. Ahí van dos ejemplos tomados de la prensa diaria: varios trabajadores del Hospital Clínico de Zaragoza han sufrido la intervención de la Policía por fumar en la cafetería del Centro, denunciados por un aprendiz de inquisidor de una asociación antitabaco; al parecer, se basa en una Ley Aragonesa de Prevención, Asistencia y Reinserción Social en materia de drogodependencia. En el mismo camino, la Generalidad catalana prepara varias medidas coactivas contra los fumadores, entre amenazas similares a las empleadas para imponer el catalán como lengua exclusiva.

En otro orden de cosas, siempre dentro de la línea totalitaria e inquisitorial, la Junta de Andalucía obliga por decreto, a través de su Boletín Oficial, a emplear la maldita barra con masculinos y femeninos: ciudadanos/as, andaluces/zas, niños/as... imbéciles/as; no sabemos los alcances de quienes decretan tamaña estupidez, pero nos los imaginamos... Desconocen el valor genérico o generalizador del supuesto masculino y prefieren el lenguaje "políticamente correcto" impuesto desde el Poder. Más o menos es una norma del mismo jaez que la que obliga, por lo menos en Cataluña, a designar a las antiguas Asociaciones de Padres de Alumnos (A.P.A.) como Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos, con lo cual el resultante A.M.P.A., claro que sin "h", puede obligar a intervenir a algún grupo de "intocables" con Eliot Ness a la cabeza.

Francamente, las pulgas de la pelliza de Viriato empiezan a picarme por todo el cuerpo; estoy hasta el gorro de imposiciones cretinas en mi ámbito civil, ahora que me había acostumbra a imposiciones igualmente cretinas en el ámbito de lo político. Me empiezo a sentir chispero madrileño ante los Esquilaches nada ilustrados de nuestros días.

No es que amenace con echar mano de la faca (poco elegante y escasamente práctico), pero me propongo firmemente una desobediencia civil y pacífica, eso sí, plagada de ibéricos tacos, cada vez que una Autoridad o sus Agentes se propongan intervenir en mi vida civil, pacífica y sencilla.

De política hablaremos otro día.

Manuel Parra Celaya es Doctor en Pedagogía y Profesor de Enseñanza Secundaria.

RAÍCES Y FRUTOS (Manuel Parra Celaya)

RAÍCES Y FRUTOS (Manuel Parra Celaya) RAICES Y FRUTOS

La Constitución europea, como estaba previsto, ha obviado cualquier referencia al Cristianismo a la hora de definir este enésimo intento de configurar el Viejo Continente como algo más que un mosaico de naciones a la greña; nacerá así, una entidad política, con prurito de convertirse en “proyecto sugestivo de vida en común”, como algo falsificado en su reencuentro histórico e intrahistórico. La Gran Secta lo ha ordenado y los Hermanos obedecen como buenos, actuando como “rodillo” inmisericorde.

También la constitución española del 78 silenció cualquier referencia a las raíces cristianas –en nuestro caso y más concretamente, católicas- de España, y procuró que no apareciera el nombre de Dios por ninguna parte, quizás para no molestar precisamente a los Hermanos, que ya estaban convenientemente situados por aquellas calendas. Esa fue una de las serias razones que impulsaron a un servidor a votar “no” y a integrar honorablemente aquel –creo recordar- 2.6% de perdedores; la otra razón fue el dislate jurídico-político y lingüístico de la palabra “nacionalidades”, pero ése es otro tema que aquí no viene al caso…

La cuestión es que ni España ni Europa, en sus respectivas constituciones, asumen su historia, tradición, raíces y elemento básico constituyente. El gran filtro de la masónica Revolución Francesa actúa como deformador; la historia oficial queda, así, enfrentada a la real, pero con conciencia de que sea aquella la que predomine. De ahora en adelante, cualquier escolar europea reconocerá el mundo que le rodea sólo desde Voltaire y sus muchachos, con el añadido de que, anteriormente, sólo existió una especie de prehistoria nebulosa, fanática e indefinible. El único “valor” en el que se basará la “nueva” Europa es, precisamente, la volteriana “tolerancia”, que se me hace a todas luces incapaz de hacer frente –o de tratar, por lo menos, de tú a tú- a otras definiciones más claras, sólidas y consecuentes con la propia historia, que van entrando, a cuentagotas o a chorro, en esta Europa estúpida de los Giscar d’Estaing y demás Hermanos. ¿O es eso lo que se pretende?

Europa es la conjunción de Clasicismo, Romanidad, Cristianismo y Germanismo. A partir de este punto, se pueden admitir todas las influencias que se quieran, como aportaciones menores y aun anecdóticas, y una evolución histórica de la que el Racionalismo y la Guillotina forman simplemente una etapa, asumible, como todas, pero también superable.

Europa sólo podrá hacerse a partir de esa superación, porque los viejos clixés se han mostrado incapaces y nocivos para construir sólidamente comunidades; sólo han servido para aunar los intereses de los privilegios o para edificar utopías enemigas de la libertad, precisamente en nombre de la libertad, al igual que la gran paradoja de la trilogía masónica: nunca los seres humanos han sido más desiguales, nunca menos libres y nunca menos solidarios, ya que no fraternos. La Europa capitalista –neoliberal y socialdemócrata- no llegará nunca a consolidarse como Nación de naciones; y no se lo impedirá el enemigo exterior –hoy, como anteayer, concretado en el Islamismo emergente y quintacolumnista, sino que lo obstaculizarán las propias contradicciones internas del Sistema vigente, que se ha mostrado suficientemente incapaz de hacer “más felices y más prósperos” a los hombres y a los pueblos.


Manuel Parra Celaya es Doctor en Pedagogía y Profesor de Enseñanza Secundaria.

INFLUENCIAS DEL FASCISMO EN ESPAÑA (Gustavo Morales)

INFLUENCIAS DEL FASCISMO EN ESPAÑA (Gustavo Morales) INFLUENCIAS DEL FASCISMO EN ESPAÑA

No está de más mirar atrás y analizar brevemente los orígenes del nacionalsindicalismo y su llegada a España
Los avances de los grupos de extrema derecha y fascistas en buena parte de Europa contrasta con la nula presencia pública en España. Lo peculiar de esa nación es que en ella el fascismo no fue derrotado militarmente en 1945. Franco muere en la cama en 1975, tres décadas después. Ese dato cronológico puede explicar la fuerza de las organizaciones nacionales calificadas de fascistas{1} como Le Pen en Francia y Heider en Austria, con muestras significativas en la Holanda del asesinado Pim Fortuyn y en otras zonas de Europa. Incluso en Estados Unidos, a una distancia vertiginosa de los dos grandes, un partido totalitario es el tercero más votado. Sin embargo, en España, la extrema derecha es un residuo electoral. Hasta la muerte de Franco en 1975, las organizaciones fascistas apenas comienzan su tarea de forma independiente, treinta años después que en el resto del continente europeo. El resultado es que en 2004 apenas superan los cincuenta mil votos sumando las heterogéneas cuatro formaciones que se han presentado bajo el yugo y las flechas.
El MSI estuvo presente en las primeras elecciones italianas tras la II Guerra Mundial. El partido de Le Pen se ha presentado en la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales francesas. Si en el resto de Europa la reconstrucción de organizaciones autoritarias tiene lugar a partir de la derrota del Eje en 1945, la comodidad de los aledaños del poder demora la construcción de organizaciones de extrema derecha no gubernamentales en España hasta los años setenta.
España post 1975
Son familias directamente implicadas en el régimen de Franco las que obtienen las siglas históricas FE de las JONS y recogen el suficiente electorado para, en coalición con Fuerza Nueva, tener el único diputado ultra de la democracia de la reinstauración de 1978 en la persona del notario Blas Piñar. Raimundo Fernández Cuesta, en la secretaría general del partido histórico, con el apoyo de José Antonio Girón, David Jato, Reyes y algunos veteranos más, instala el local falangista en la Cuesta de Santo Domingo de Madrid y a su partido en la marginalidad política que decretan las urnas a principios de los años ochenta. El principal problema es que el mensaje es confuso, basado en un retorno al pasado, no hay claridad en las propuestas y en alguna ocasión el partido de Fernández Cuesta se retira para recomendar el voto a la derecha de Manuel Fraga.
Por su lado, los hedillistas, herederos de la Falange Auténtica del coronel Tarduchy y de Patricio González de Canales, constituyen FE de las JONS (auténtica). Sus tesis y su praxis son las más interesantes del mundo azul entre 1975 y 1979. El aire jacobino y la necesidad de desandar hacia la izquierda tantos pasos como se habían dado a la derecha durante el franquismo, generaron una organización eficaz con un fuerte componente militante que consiguió eco en la prensa mediante acciones espectaculares; desarrolló una intensa actividad en enseñanza media y universidad, a través del Frente Sindicalista Unificado, con escarceos en el mundo laboral a través de la CONS.
Dada la disparidad de las familias que se arropan bajo el manto azul, no está de más mirar atrás y analizar brevemente los orígenes del nacionalsindicalismo y su llegada a España. Velarde Fuertes señala una frase de Adolfo Posada: «¿Habremos hecho fascismo sin saberlo los krausistas españoles?»{2}
El fascismo, una revisión del socialismo
El mundo procedente de la revolución industrial y del parlamentarismo se tambalea en los primeros años del siglo XX. Dos doctrinas movilizadoras, con un mismo tronco hegeliano, crecen en Europa: el comunismo y el fascismo. Al individualismo burgués le responden dos concepciones colectivas, una en torno a la nación como espacio de la solidaridad y la otra basada en la clase económica, pero ambas propugnando la conquista del Estado como instrumento esencial del cambio. La revolución desde arriba. Europa se debate entre estas dos doctrinas totales, la juventud del continente se alinea en dos extremos, extranjeros de sí mismos. La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto civil europeo con repercusiones en las colonias. Dio fin a la lucha histórica por conseguir la hegemonía continental que intentaron Roma, Toledo, París y Berlín. La victoria final no la obtuvo ninguno de ambos contendientes extremos, el fascismo cae derrotado militarmente en 1945 y el comunismo pierde el imperio en 1989. La victoria la obtiene el pensamiento débil liberal, el capitalismo financiero y económico cuyo fin había predicho Marx, el consumo que facilitó la revolución de John Ford, el parlamentarismo abominado por Michels. Se sujeta sobre el Estado del Bienestar que inicia Otto von Bismarck{3}.
En la primera mitad del siglo XX la decadencia del liberalismo produjo un vacío que se llenó de palmas y puños; en la segunda mitad de ese siglo el liberalismo había vencido militarmente al fascismo de las palmas y económicamente a la Unión Soviética de los puños.
La vía nacional al socialismo
La fusión del nacionalismo emergente de finales del siglo XIX, Europa gesta a Italia y Alemania, con las corrientes revolucionarias heréticas del marxismo, en especial la sindicalista, dará lugar a una nueva doctrina que, en las dos más conocidas de sus diferentes versiones, se alza de puntillas sobre sus mitos nacionales: Roma y el socialismo nórdico. Trataremos poco el segundo porque es en esencia un determinismo racial ario, como el marxismo es determinismo histórico económico. Pero dejamos constancia del uso del rojo en la bandera del Reich y la proclamación del socialismo nacional.
El fascismo primigenio nace de una ruptura del marxismo. La historia como motor abandona el carácter economicista y retoma las rutas imperiales del pasado. Ernesto Giménez Caballero habla de una «comprensión italiana de Lenin» en el primer número de La Conquista del Estado.
Movilización
En Sorel{4} el marxismo se convierte en un mito movilizador de carácter heroico. El trabajador toma el papel del guerrero y a través de los sindicatos genera una nueva sociedad que surge del choque contra el viejo mundo. «Somos actuales» proclamará Ramiro Ledesma desde La Conquista del Estado. Ese medio vitorea la Rusia soviética, la Italia fascista y la Alemania nazi. No se trata de su corrección científica como concepciones del mundo sino de la capacidad para generar una nación en pie, movilizada, igualitaria por lo nacional. Ledesma no busca la verdad del marxismo o del nacionalsocialismo sino su capacidad de movilizar como instrumento revolucionario. Sorel «esbozaba, pues, una teoría de la revolución en la que los sindicalistas adquirían el papel de héroes homéricos, el sindicalismo revolucionario se revelaba como la nueva virtud o religión que sostendría a la humanidad, y la huelga general, como el mito del proletariado y manifestación de la fuerza de las masas»{5}. La movilización de los trabajadores en los sindicatos, el alejamiento del parlamentarismo y del consenso.
Los sindicalistas sorelianos se alejan del mundo corrupto de los políticos y de los intelectuales burgueses, distinguiendo entre conspiración y revolución, la única que da vida a una nueva moral. Sólo los trabajadores más militantes –dice Sorel– son sindicalistas: El obrero de la gran industria sustituirá al guerrero de la ciudad heroica. Por tanto, los valores de ambos son comunes y el ascetismo y la eliminación del individualismo suponen características compartidas por el soldado-monje y por el obrero-combatiente. «Los planteamientos sorelianos aparecerían en las formulaciones anarcosindicalistas, lo que supuso un punto de contacto entre este movimiento y el movimiento nacionalsindicalista.»{6}
Mitos
Las enseñanzas de Bergson permiten amputar el racionalismo del marxismo y potenciar los mitos revolucionarios, dirigirse a los corazones y no a las mentes, el mito pasa del intelecto a la afectividad. Corneliu Zelea Codreanu aparecía en los pueblos rumanos montado a caballo y vestido con el traje nacional. Si tenía detenidos asaltaba las comisarías con los hombres de la Legión del Arcángel San Miguel. El gesto. La marcha sobre Roma, imperio mítico que movilizaba a Italia en África. Mussolini proclama: «Los ingleses llevaron látigos, nosotros llevamos palas y azadas.»
Bergson explica que en la conciencia profunda conviven religión y mitos. El método psicológico releva al enfoque mecanicista tradicional. Truecan los fundamentos racionalistas del marxismo por la visión de la naturaleza humana que predica Gustavo Le Bon, quien aconseja que «para vencer a las masas hay que tener previamente en cuenta los sentimientos que las animan, simular que se participa de ellos e intentar luego modificarlos provocando, mediante asociaciones rudimentarias, ciertas imágenes sugestivas; saber rectificar si es necesario y, sobre todo, adivinar en cada instante los sentimientos que se hacen brotar». Resume Le Bon que «la razón crea la ciencia, los sentimientos dirigen la historia». Es obvio que las simpatías históricas del nacionalismo vasco por el nacionalsocialismo y del catalán por el fascismo vienen por esta vía del sentimiento movilizador, la generación de símbolos que enardezcan el sentido nacional de la existencia. Con ellos llega el uso de los medios de comunicación como instrumentos de explicación de una realidad y difusión de consignas y de planteamientos asumidos: cine, radio, prensa.
El sindicalismo revolucionario, que convive con un proceso de nacionalización de Europa, niega la posibilidad de la explicación social en términos casi matemáticos, niega el racionalismo, al que acusa de corruptor. De Nietzsche aprende la coherencia del revolucionario, la negación de los valores imperantes y la afirmación de otros nuevos y rebeldes. En Reflexiones sobre la violencia,{7} Sorel afirma que los mitos no son descripciones de cosas, sino expresiones de voluntad... conjuntos de imágenes capaces de evocar en bloque y exclusivamente a través de la intuición, previamente a cualquier tipo de análisis reflexivo, la masa de los sentimientos que corresponden a las diversas manifestaciones de la guerra librada por el socialismo en contra de la sociedad moderna. Sorel identifica mito y convicciones, entendiendo éstas en términos de las ideas y creencias de Ortega. Sorel distingue entre la ética del guerrero, que apoya, y la del intelectual, que condena: «Ya no hubo soldados ni marinos, sólo hubo tenderos escépticos.» Antepone a Pascal y a Bergson frente a Descartes y a Sócrates.
Voceros para la nacionalización de la izquierda
A la corriente con Sorel se suma el sociólogo Robert Michels{8}, el economista Vilfredo Pareto y los literatos Giovanni Papini y Filipo Marinetti, entre otros. Michels formula la ley de hierro de la oligarquía, en ella defiende que el liderazgo por sí mismo genera intereses propios distintos de los intereses de los representados, al tener que ser delegada la soberanía de todos en unos pocos dirigentes, la democracia es imposible.
Marinetti en El manifiesto futurista señala el nuevo paradigma: «Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad. El coraje, la audacia, la rebelión, serán elementos esenciales de nuestra poesía. (...) No existe belleza alguna si no es en la lucha. Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo puede ser una obra maestra. La poesía debe ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para forzarlas a postrarse ante el hombre. (...) Queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo– el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los libertarios, las bellas ideas por las cuales se muere (...) Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y combatir contra el moralismo, el feminismo y contra toda vileza oportunista y utilitaria.»
En el número dos de La Conquista del Estado, Ramiro Ledesma escribe: «Buscamos equipos militantes, sin hipocresías frente al fusil (...) que derrumben la armazón burguesa y anacrónica.» De las palabras a los hechos, las JONS asaltan la Asociación de Amigos de la Unión Soviética.
La teoría de los mitos se vuelve el motor de la revolución y la acción directa su instrumento: La violencia proletaria garantiza la revolución futura, el único medio de que disponen las naciones europeas, embrutecidas por el humanismo, para recobrar su antigua energía. La acción directa es la respuesta a la brutalidad inherente a la explotación del trabajador, camuflada bajo la cortina de humo del sufragio partitocrático. Marx había escrito que la violencia es la única partera de la nueva sociedad. José Antonio Primo de Rivera señala en su única intervención filmada que «el fascismo no es una táctica, la violencia, sino un principio: la unidad».
Sorel piensa que sólo los hombres que viven en estado de tensión permanente pueden alcanzar lo sublime. Reivindica el cristianismo primitivo y el sindicalismo de combate de su tiempo. También la crítica del sociólogo Pareto al parlamentarismo se suma a la de Sorel.
Finalmente, al sindicalismo como instrumento se une la nación, el espacio de la solidaridad. Con este punto de partida, Mussolini creará su teoría de naciones proletarias. «Que hacia esa confluencia nacional-sindicalista basculara por las mismas fechas alguien como Benito Mussolini, hasta entonces uno de los líderes de la izquierda socialista, no era sorprendente. Desde 1911-12, Mussolini, sobre quien Sorel tuvo reconocida influencia, se había situado, aún dentro del Partido Socialista Itaiano, en posiciones muy próximas a las del sindicalismo revolucionario, condenando el reformismo del PSI y de la Confederación laboral, instalados en las instituciones. Mussolini defiende el espontaneísmo revolucionario de las masas, la autonomía sindical y la huelga general revolucionaria.»{9}
Tercera vía
Con todo ello, los sorelianos abren la tercera vía entre las dos concepciones totales del hombre y la sociedad que son el liberalismo y el marxismo, ideologías presas del racionalismo donde se prescinde de la intuición y del sentimiento en favor de un imposible concepción matemática de las ciencias sociales. El discurso es radical, basado en el poder de los sindicatos pero repudiando el carácter meramente reivindicativo de éstos y su domesticación por el socialismo parlamentario. Los sindicalistas nacionales repudian los pactos y acuerdos con la burguesía, así como el sistema de dominio del liberalismo democratizado: el parlamentarismo. «Asistimos sonrientes a la inútil pugna electoral. Queremos cosas muy distintas a esas que se ventilan en las urnas: farsa de señoritos monárquicos y republicanos.»{10} En 1920, enmarcadas en las huelgas y ocupaciones de Italia septentrional, los nacionalsindicalistas exigen la autogestión de la industria. El primer ministro Giolitti reconoce el derecho de participación de los trabajadores en las empresas. El nacionalsindicalismo italiano obtiene así una victoria épica que describe de forma excelente El nacimiento de la ideología fascista.
Sorel recibió con alegría la revolución rusa, a pesar de haber criticado enérgicamente a los revolucionarios profesionales. Sorel ve en Lenin al genio creador del jefe contra la vulgaridad democrática. Ramiro Ledesma, en abril de 1931, pide al Gobierno español que reconozca al Gobierno soviético. Más adelante escribe que al marxismo hay que darle los honores de haber caído en la lucha revolucionaria.
Sorel asume la frase de Croce y afirma: el socialismo ha muerto, cuando descubre, con amargura, que los fines y comportamientos del trabajador no difieren de aquellas de los burgueses. El carácter pactista del parlamentarismo liberal ha seducido a los partidos socialistas europeos occidentales y los sindicatos, animados por la acción directa y el mito de la huelga revolucionaria, o se amoldan o se separan radicalmente del socialismo parlamentario. Sorel se desentiende de las construcciones teóricas que anteceden a la acción, él cree en el hecho revolucionario. Abandona el marxismo cuando la socialdemocracia se domestica en los parlamentos. Sorel da su posterior adhesión a los procesos de revolución nacional que sacuden Europa.
Fascismo en España
Bajo la etiqueta general de fascismo, sin llegar a esperpentos como llamar a ETA fascista, se agrupan distintas corrientes de pensamiento que se han generado de troncos diferentes pero cuyo fuerte componente nacional y anticomunista, la rivalidad revolucionaria para unos{11} y detener el advenimiento de los bárbaros para otros, llevaron a un punto crucial de la historia de España, 1934-39, y de Europa, 1939-45. La violencia de la época facilitaba la creación de milicias y la radicalización del discurso. «Esta atracción fue muy común entre los nacionalismos radicales que adoptaron la parafernalia exterior fascista (...) Su relación con el fascismo fue variada. En Noruega, Bélgica, Italia y Eslovaquia los nacionalistas y los fascistas llegaron a unirse en una misma organización, mientras en las dictaduras conservadoras de Hungría, Rumania, Austria y Portugal reprimieron los movimientos fascistas por sus reivindicaciones sociales.»{12} Esta es una de las características distintivas entre el fascismo y la extrema derecha. Mientras el primero busca un mundo nuevo, con un sistema económico con fuerte intervención pública, el segundo aspira a mantenerlo todo, el orden establecido y las clases beneficiarias del mismo.
Las corrientes de pensamiento tradicionalistas, con un sensible componente foral y religioso, asumen posturas autoritarias en mimetismo con los aires antiparlamentarios y estatalistas que sacuden Europa. Sus pensadores tienen una piedra de toque en España con Víctor Pradera. Alguien escribió que Pradera es el teórico que más influyó en Francisco Franco. El carlismo tradicional, que había llevado a cabo tres guerras, tenía arraigo y sirvió de punto de encuentro para todos los monárquicos durante la II República española. Las simpatías por el fascismo español fueron escasas en principio, «no en vano el marquesado de Estella que José Antonio Primo de Rivera ostentaba se había creado en recompensa de una acción contra los carlistas»{13}. Con el tiempo grupos de requetés recibirían entrenamiento en Italia aunque el eclecticismo fascista está muy lejos de las imbricadas bases de la tradición.{14}
Hay puntos coincidentes con el carlismo: la unidad de España, el sentido de liderazgo y la autonomía de los municipios pero el fascismo tiene un carácter más jacobino y no respeta el orden social tradicional ni el poder temporal de la Iglesia. La tradición tiene un sentido más regional del poder, el Estado fascista es centralista. A esto son una excepción José Antonio Primo de Rivera en España y Codreanu en Rumania por el fuerte componente cristiano de ambas personalidades que no reducían el ámbito de lo religioso a la esfera privada. Rafael Ibáñez señala una «profunda descentralización administrativa y económica articulada a partir de la comarcalización».{15} En el mismo texto recoge los cinco puntos económicos del ideario jonsista, resumidos en autonomía de los municipios, estructura sindical de la economía, expropiación de los terratenientes, propiedad municipal y sindical y justicia social. Estos puntos les alejaban irremisiblemente del carlismo.
En el caso de España, la atracción del fascismo italiano en el poder hizo que «el Partido Nacionalista Español del doctor Albiñana fue el primero que se proclamó fascista. Aunque no lo era, era un partido de extrema derecha»{16}. La fascistización de las formas, los uniformes, los saludos, las concentraciones de masas son comunes a muchos partidos de la derecha entonces pero no recogen las nuevas doctrinas económicas que airea el fascismo en Europa. José Antonio Primo de Rivera lo describe: «Otra experiencia falsa que temo es la de la implantación por vía violenta de un falso fascismo conservador, sin valentía revolucionaria ni sangre joven. Claro que esto no puede conquistar el Poder; pero, ¿y si se lo dan?»{17}
En todo caso, la primera organización fascista seria, aunque minúscula, son las JONS de Ramiro Ledesma, que se han reunido en torno a la publicación La Conquista del Estado. Ramiro Ledesma traduce filosofía alemana, también recibe influencias del nacional sindicalismo francés e italiano que preceden al español. «La deuda de La Conquista del Estado con el sindicalismo revolucionario puede verse en la publicación del artículo de Hubert Lagardelle», señala Jorge Lombardero{18}. La Conquista del Estado es una toma radical de postura por parte de Ledesma que busca nacionalizar el sindicalismo revolucionario de la CNT. Raúl Morodo define el semanario como «un fascismo de izquierdas»{19}.
El fascismo católico
Ni siquiera Payne termina de definir el fascismo, tal es la variedad de los movimientos y organizaciones que se adscribieron esa etiqueta que ha llegado a ser poco más que un insulto universal.
En algunos fascismos, España, Bélgica y Rumanía, la influencia católica es determinante lo que reduce la carga anticlerical de sus doctrinas primigenias. En el Círculo Mercantil, José Antonio califica al fascismo de «buñuelo de viento» superada su admiración por Mussolini{20}. Es la capa exterior, mística, milicia, saludo, lo que conlleva la etiqueta fascista. «El fascismo tiene una serie de accidentes externos intercambiables, que no queremos para nada asumir; la gente, poco propicia a hacer distinciones delicadas, nos echa encima todos los atributos del fascismo, sin ver que nosotros sólo hemos asumido del fascismo aquellas esencias de valor permanente que también habéis asumido vosotros (...) ese sentido de creer que el Estado tiene algo que hacer y algo que creer, es lo que tiene de contenido permanente el fascismo, y eso puede muy bien desligarse de todos los alifafes, de todos los accidentes y de todas las galanuras del fascismo, en el cual hay unos que me gustan y otros que no me gustan nada.»{21}
Ese fascismo católico tenía un liderazgo, en los países citados, que no procedía de los desheredados, como ocurría con Mussolini o Hitler, sino que se asemejaba al carácter revolucionario de nobleza obliga del príncipe Kropotkin, Bakunin o Lenin. En ese fascismo católico el Estado no es un todo ni un cimiento sino un instrumento para alcanzar el desarrollo de la persona, hay una concepción trascendente del individuo al que se le unen valores eternos en línea con lo expuesto por Santo Tomás. La influencia católica hace que el pensamiento de José Antonio carezca del panestatismo que caracteriza a otras concepciones más próximas al original, como es la lectura que hace el jonsismo. También es cierto que en las tres naciones de nuestro caso, el fascismo autóctono obtuvo escaso éxito. Codreanu, Ledesma y Primo de Rivera son asesinados por sus respectivos gobiernos. Leon Degrelle tendrá que continuar la lucha bajo otras banderas en el frente ruso, almas en llamas.
El catolicismo de los líderes impregna la política de un fuerte personalismo cristiano. El concepto católico de José Antonio y su procedencia social fueron básicos en el desencuentro que provocó la primera escisión de FE de las JONS, en febrero de 1935 y viene recogida en el primer número del diario Ya, publicación de la tarde de la escuela de Herrera Oria con quien Onésimo Redondo mantenía una relación.
José Antonio es un aristócrata que entiende como deber de la nobleza, «imperativo moral», renunciar a lo privilegios y generar una nueva sociedad sobre las ruinas del capitalismo, aunque Primo de Rivera usa el verbo «desmontar», impidiendo que el hormiguero marxista lo anegue todo, lo bueno y lo malo. Sobre sí mismo afirma en el parlamento: si una generación se debe entregar a la política no se puede entregar con el repertorio de media «docena de frases con que han caminado por la política otras muchas generaciones, y hasta muchos representantes de ésta. Yo le aseguro al señor Prieto que si, por ejemplo, fuera lo que suponen muchos correligionarios suyos de fuera del Parlamento, si fuera un defensor acérrimo, hasta por la violencia, de un orden social existente, me habría ahorrado la molestia de salir a la calle, porque me ha correspondido la suerte de estar inserto en uno de los mejores puestos de ese orden social; con que yo hubiese confiado en la defensa de ese orden social por numerosos partidos conservadores, los unos republicanos in partibus infidellum (Risas), y por otros partidos conservadores que hay en todas partes».{22}
Ramiro Ledesma extrae su praxis de esas energías revolucionarias socialistas. Opta por el sindicalismo, forma del socialismo a la que Lenin critica por espontánea, para levantar un mundo nuevo donde las masas sean las protagonistas del Estado total. Su influencia procede del sindicalismo italiano y francés. El fascismo es un fenómeno urbano, moderno, actual. Las JONS de Ledesma aportan el nombre de la doctrina: nacional sindicalismo, los símbolos de los Reyes Católicos, el haz de flechas unido tan simbólico como los fasces romanos y el lenguaje revolucionario sin florituras.
Para José Antonio existen las personas, para Ledesma, las naciones imperiales. Es Ramiro Ledesma un jacobino napoleónico. José Antonio cree que «el hombre es el sistema, y ésta es una de las profundas verdades humanas que ha vuelto a poner en valor el fascismo. Todo el siglo XIX se gastó en idear máquinas de buen gobierno. Tanto vale como proponerse dar con la máquina de pensar o de amar. Ninguna cosa auténtica, eterna y difícil, como es el gobernar, se ha podido hacer a máquina».{23}
José Antonio se une a Tugan-Baranowski y Sorel en la crítica del socialismo por su ausencia de «factores morales y sicológicos»{24}. Ramiro Ledesma proclamaba que las juventudes nacionales se han podrido a la sombra de las iglesias.
La corta existencia de los tres principales pensadores del fascismo español: José Antonio Primo de Rivera, Onésimo Redondo Ortega y Ramiro Ledesma Ramos, genera buena parte de la confusión doctrinal que cubre a los fascistas españoles de hoy. La urgencia de unos tiempos prebélicos dejó poco espacio a los debates entre la línea tomista y militar de José Antonio; el catolicismo militante y la actividad periodística de Onésimo y el jacobinismo español de Ledesma.
Notas
{1} Posteriormente entramos a definir con precisión qué es fascista y qué es derecha fascistizada como ocurre ahora en el caso francés y austríaco.
{2} Juan Velarde Fuertes & al., José Antonio y la economía, Grafite Ediciones, Baracaldo 2004, página 19.
{3} Velarde afirma que «Girón, en el periodo que va de 1942 a 1944 pone las bases de unos seguros sociales bismarckianos». Juan Velarde Fuertes & al., José Antonio y la economía, Grafite Ediciones, Baracaldo 2004, página 14.
{4} Para más información sobre el autor francés ver: Gustavo Morales, De la protesta a la propuesta, Fundación José Antonio Primo de Rivera, Madrid 1996.
{5} Época: Desafío al liberalismo Inicio 1870-1914 http://www.artehistoria.com/historia/contextos/2719.htm
{6} Juan Velarde Fuertes & al., José Antonio y la economía, Grafite Ediciones, Baracaldo 2004, página 185.
{7} Este es uno de los libros que figuraban entre los trabajados por José Antonio Primo de Rivera en sus estudios de doctorado.
{8} Robert Michels, hijo de Julius Michels y Anna Schnitzler, nació en Colonia el 9 de enero de 1876. Amigo de Max Weber, fue profesor universitario en Bruselas, París, Turín, Basilea, Perugia y Florencia. Por sus opiniones socialistas no pudo ejercer la docencia en Alemania. Era un crítico de izquierda de la Socialdemocracia, autodefinido en el campo del sindicalismo revolucionario italiano y francés, terminó apoyando al fascismo durante y después de su acceso al poder. Pareto, de posición más conservadora, también condenaba a la democracia burguesa por desconocer el rol de las elites, y saludó el advenimiento del fascismo como señal del derrumbe del régimen liberal corrompido.
{9} Época: Desafío al liberalismo, Inicio: Año 1870, Fin: Año 1914 http://www.artehistoria.com/historia/contextos/2719.htm
{10} Ramiro Ledesma, La Conquista del Estado, 11 de abril de 1931, página 1.
{11} En el «Manifiesto político» del número 1 de La Conquista del Estado, 14 de marzo de 1931, se podía leer: «Lucharemos contra la limitación del materialismo maxista, y hemos de superarlo; pero no sin reconocerle honores de precursor muerto y agotado en los primeros choques.»
{12} José Luis Orella, Víctor Pradera. Un católico en la vida pública de principios de siglo, BAC, Madrid 2000, página 211.
{13} Álvaro de Diego, José Luis Arrese o la Falange de Franco, Editorial Actas, Madrid 2001, página 35.
{14} El 19 de abril de 1937 Franco fusionaría los dos movimientos por decreto. Nace así FET y de las JONS, presente en distintos aspectos de la vida pública española durante décadas. Uno de sus secretarios generales, Adolfo Suárez, pilotaría la transición tras una intervención de Miguel Primo de Rivera que llevó al Consejo Nacional del Movimiento al harakiri político.
{15} Juan Velarde Fuertes & al., José Antonio y la economía, Grafite Ediciones, Baracaldo 2004, página 388.
{16} José Luis Orella, Víctor Pradera. Un católico en la vida pública de principios de siglo, BAC, Madrid 2000, página 210.
{17} http://www.rumbos.net/ocja/jaoc_ep6.html
{18} Juan Velarde Fuertes & al., José Antonio y la economía, Grafite Ediciones, Baracaldo 2004, página 308.
{19} Raúl Morodo, «El fascismo de izquierda de Ledesma Ramos», en El País, 4 de agosto de 1985.
{20} En principio José Antonio ofrece la jefatura de Falange a Indalecio Prieto por su historial obrero tan similar.
{21} Discurso pronunciado en el Parlamento el 3 de julio de 1934 http://www.rumbos.net/ocja/jaoc0059.html
{22} Discurso pronunciado en el Parlamento el 3 de julio de 1934 http://www.rumbos.net/ocja/jaoc0059.html
{23} Prólogo a El Fascismo, de Mussolini. Octubre de 1933
{24} Juan Velarde Fuertes & al., José Antonio y la economía, Grafite Ediciones, Baracaldo 2004, página 189.

Publicado originalmente en la revista digital EL CATOBLEPAS

BANDERAS CON GARBO (José Manuel Cansino)

BANDERAS CON GARBO (José Manuel Cansino) BANDERAS CON GARBO

Las huellas del marxismo se dejan entrever en el discurso progresista apenas rascar un poco. El rechazo al concepto de Patria del Manifiesto Comunista de Marx y Engels tiene su versión moderna en el rechazo del progresismo a banderas e himnos nacionales. En estos tiempos de escasa lectura, la cultura progre toma el relevo de las imprentas para formar a los jóvenes en esta versión particular del internacionalismo que es el cosmopolitismo (concepto paradójicamente repugnante para el comunismo de entreguerras).
El Forum de Barcelona es para muchos de sus inspiradores, una fiesta «jipi» pero con mogollón de pasta, diseño de Antonio Miro y canapés de Ferrán Adriá; ahí es nada. Por lo demás, no deja de ser llamativo que los argumentos de la publicidad oficial del evento se basen en una jovencita diciendo que se va a hacer la tira de kilómetros para que Gorvachov le explique su visión del mundo cuando, por mucho menos dinero, puede conocerla comprando un libro en la librería de la esquina.
Comprendemos que en mitad de este cosmopolitismo de diseño, pinta poco un Rey de un país en dimisión mayoritaria, inaugurando semejante evento flanqueado por republicanos borrachos de influencia política y nacionalistas que recomiendan el rechazo a todas las banderas, menos la señera catalana de que la que se sienten propietarios.
Así las cosas se presentó el Jefe del Estado con el «chip» de las inauguraciones tensas y se subió a un atril donde deliberadamente se había mal puesto la bandera española junto a una señera perfectamente colocada y soberanamente desplegada.
La «señera» es, sin duda, una bandera tan española como el árbol de Guernica, el Cabo Finisterre o los reaños de Rodrigo Díaz de Vivar. Por tanto, tanto respeto merece como la bandera nacional y, puestas a lucirlas, démosle a todas el mismo garbo y la misma solemnidad.
De tener el mismo acierto que Agustina de Aragón o que cualquier madrileño anónimo buscando esperanza en mitad de los amasijos de hierros del 11-M, el Jefe del Estado se hubiera girado en el atril y con la humildad de quien sirve a España y la decisión -parece- del 23-F, hubiera desplegado la bandera y le hubiese dado el mismo real garbo y solemnidad que se merece la señera.

José Manuel Cansino es Economista y Profesor Universitario.

GOLPE A GOLPE (Miguel Ángel Loma)

GOLPE A GOLPE (Miguel Ángel Loma) Golpe a golpe
Demoledor con las tesis políticamente correctas sobre las causas de la mal denominada «violencia de género», resultaba un reportaje publicado recientemente en ABC bajo el título: «España, décimo país de la UE en asesinatos de mujeres en el hogar y quinto en maltrato», y con el subtítulo: «La violencia doméstica causa estragos en las naciones más avanzadas del Viejo Continente». Según los datos aportados allí resulta que, lo que desde el progresismo oficial nos han venido machaconamente explicando como un efecto del terrible machismo hispano producido por el nacionalcatolicismo, es en realidad un fenómeno criminal extendidísimo en la Unión Europea, y lo que nos está verdaderamente sucediendo es que nos vamos situando a niveles de países tan avanzados y poco sospechosos de influjo nacionalcatolicista como Finlandia, Dinamarca, Reino Unido, Alemania o Suecia, que nos «aventajan» en este tipo de violencia asesina. Analizando el anterior dato, ¿alguien cree que se rectificará el diagnóstico y el tratamiento del problema? No, no es previsible. Por definición del «antidogmatismo» que lo caracteriza, un diagnóstico progresista nunca se rectifica; y si después de mil estudios y mediciones de sesudos sociólogos progresistas subvencionados por el oprobioso Estado español a través de imaginativas oenegés, resulta que el traje a la medida acaba saliendo cortito de mangas, la solución progresista suele ser muy fácil: se amputa un poquito el brazo (recordemos el aborto). Lo que desgraciadamente sí es del todo previsible es que continúen multiplicándose los crímenes en número y sanguinolentas formas de ejecución, extendiéndose incluso, como ha sucedido recientemente, entre jóvenes cuasiadolescentes. Y esto será así por mucho que se apruebe la tan cacareada Ley integral contra la «violencia de género», y por mucho que se aumente el número de fiscales, jueces, psicólogos, psiquiatras, conferencias, mesas redondas, mesas cuadradas y mesas pluriformes. Dará igual que se cree un «observatorio de la violencia» o que se le facilite al personal especializado un periscopio para observar la intimidad de los hogares que se encuentren bajo sospecha. Dará igual que se les cuelgue un collarín avisador, una pulsera con sirena aulladora o un piercing reflectante de las orejas. Incluso dará igual que un intrépido gobierno progresista reformase la Ley de Propiedad Horizontal imponiendo la obligación de adjuntar a cada comunidad de vecinos un policía doméstico experto en «violencia de género». Dará igual todo, porque lo único que con los anteriores instrumentos se podrá atajar es la violencia de los maltratadores habituales (un problema relacionado muy directamente con el abuso del alcohol), pero en nada servirá contra quienes agreden por primera y definitiva vez, con resultado de asesinato y eventual suicidio del asesino, terrorífica práctica que comienza a constituir la «modalidad» más creciente de esta aberrante situación. Aunque es obvio que el problema no se puede despachar con un simple comentario, desde mi modesto criterio la solución está muy relacionada, precisamente, con dos factores que ahora se pretenden eliminar: la enseñanza de la religión en las escuelas y el carácter permanente del vínculo matrimonial. La recuperación de la formación cristiana de las conciencias en el respeto a la dignidad de la persona, de cualquier persona, y la defensa del matrimonio como institución de carácter indisoluble y permanente no sólo servirían para combatir la violencia, sino que serían fundamentales a la hora de superar las situaciones de crisis, tanto por el bien de la pareja como por el de los hijos, a los que cada vez se les ignora más incluso desde los criterios de la política legislativa. Pero no, el mensaje oficial del progresismo insiste e insistirá justo en lo contrario de lo que debiera hacerse, y seguirá poniendo todo su empeño en combatir la religión (y me refiero al catolicismo, al que falsamente se imputan todos los males como si la «violencia de género» surgiese entre parejas de gente muy religiosa, cuando lo «normal» es lo contrario) y en conceder todas las facilidades posibles para la ruptura del vínculo matrimonial cuanto antes, convirtiéndose sorprendentemente el matrimonio en la única institución donde ante la primera amenaza de crisis, los intentos de conciliación entre las partes van a acabar resultando proscritos desde la propia ley. El principio proclamado por ZP en la última campaña electoral como «Más gimnasia y menos religión», es un claro exponente de la frivolidad con que se desprecia desde el poder la formación religiosa y el valor que ésta le merece al progresismo. Bien, al menos sabemos que mientras los asesinatos y malos tratos se multiplican, nuestros políticos estarán haciendo flexiones y desarrollando músculos... A este paso ZP acabará convertido no ya en un bambi de acero, como dice Alfonso Guerra, si no en el mismísimo «Bambinator».

Miguel Ángel Loma es abogado.

PÉRDIDA DE AUDIENCIA (Manuel Parra Celaya)

PÉRDIDA DE AUDIENCIA (Manuel Parra Celaya) PERDIDA DE AUDIENCIA
Los periódicos se hacen eco semanalmente de la sistemática pérdida de audiencia del “Un, dos tres”, que, en esta ocasión había variado su “…responda otra vez” por un enérgico “…a leer esta vez”. La noticia me duele porque –lo confieso- soy un “fan” del programa y de su director, Chicho Ibáñez Serrador, a quien considero uno de los pocosgenios que quedan en televisión, quizás el único.
Por no faltar a una norma de vida, estoy a contracorriente y a favor de la creciente minoría que sigue el programa; me alegra coincidir con mis hijos en este gusto, señal inequívoca de que esta vez el discurso del educador (aunque sea el padre) no queda en sermón perdido. Lo cierto es que sigo encontrando ingenio al programa, chispa y profesionalidad en su presentador, acierto en las coreografías, gracia y “glamour” en las secretarias… Me gusta la línea de esta edición del programa, como me gustó en sus día la que presentaron Quico Legard y Don Cicuta, Mayra Gómez Kemp, Jordi Estadella, y no sé si me olvido de alguno.
¿Qué ocurre en esta ocasión para que el telespectador español elija otras cadenas y vote, inmisericorde, con su dedo sobre el mando a distancia, por “¿Dónde estás, corazón?”, que se lleva la mayoría parlamentaria de audiencia, y cosas así? ¿Tanto ha cambiado, para mal, el “Un, dos, tres”?
Mi diagnóstico es que lo que ha cambiado –cada vez más rápidamente- es la sociedad española de nuestros pecados. Chicho ha picado demasiado alto y, claro está, se ha equivocado: ¿a quién se le ocurre pretender que, semana a semana, el españolito de a pie lea un libro? ¡Un libro semanal! Vamos, que propongo tamaña osadía a mis alumnos y me declaran huelga indefinida, con aplauso de sus papás e intervención justificada de ese “Sindicato de Estudiantes” que organiza los “saraos” callejeros una o dos veces al año.
En esta sociedad española que se va a cargar la Ley de Calidad de la Enseñanza, no por sus limitaciones sino precisamente porque pretende una calidad en las aulas y proponer una “cultura del esfuerzo”, es totalmente absurdo pretender el dislate de que las masas se dediquen a leer “Miguel Strogoff”, “Drácula”, “Frankestein” o a Perico de los Palotes. Si un día Chicho propusiera el Quijote como tema de su programa, seguro que le anulaban el contrato o lo encerraban en un psiquiátrico, por lo menos.
Dicen las crónicas periodísticas que los segmentos de población que más fieles son al programa son los mayores de 64 años y los niños de entre 4 y 12; es decir, quienes no han seguido el plan de estudios de la “Reforma” de la LOGSE y los que aún no han ingresado en la ESO. No falla. La incultura institucionalizada abomina de cualquier asomo de inteligencia televisiva. Si queremos conseguir audiencia, nada mejor que proseguir con la telebasura habitual, con la presencia reiterada de macarras, cretinos y entretenidas de más o menos lujo, de bodrios infamantes; y, de vez en cuando, alguna guinda de “formación del espíritu democrático”, que nos eche un poco más de mierda sobre nuestro pasado. Por cierto, que no sé de ninguna estadística sobre el programa de Historia de España, pero para lo que va a durar con el nuevo gobierno y sus socios…
En la misma línea, añadiría otro motivo de la pérdida de audiencia del “Un, dos tres”, y es que pone en evidencia el espantoso nivel cultural de la sociedad que le va dando la espalda; a nadie le gusta que le llamen gilipollas públicamente… No puedo menos que sufrir una imparable vergüenza ajena cuando la pregunta a los sonrientes concursantes versa sobre Geografía de España o de Europa (y no del ente autonómico), de Historia o de Literatura. El pobre Luis Roderas debe echar mano de sus mejores recursos para no ironizar como se debe ante la incultura de tantos tontos del haba que han escrito para salir en la tele; me imagino lo que debe de sufrir el pobre…
Eso pasa por querer subir el listón cultural de un programa espectáculo, en lugar de dejarlo reducido a una serie de estupideces mediáticas al uso, con sal gorda en abundancia, caspa por todos los sitios y mediocridad a la que estamos tan acostumbrado.
Y todo ello sin contar con el zarpazo “políticamente correcto” que sufrió Chicho por la presencia de dos buenos actores que representaban a “Tati” y a “Quieti”. Esta hipócrita sociedad se la agarra con papel de fumar y guantes de boxeo; los actores en cuestión ya deben estar en las listas del paro, pero, eso sí, rodeados de la máxima dignidad democrática.
Apuesto porque siga “Un, dos, tres, a leer esta vez” en la programación, y que pueda permitirse el lujo de seleccionar mejor a concursantes que sepan afluentes del Tajo o personajes relacionados con la Guerra de la Independencia; y que Chicho siga promocionando la lectura semanal de un buen clásico. A lo mejor, en un “zapping” despistado, aunque sea por una sola noche, alguien se interesaba y dejaba de lado los chismes del corazón y de la bragueta. Sería una manera de promocionar la igualdad de oportunidades. A pesar de que pocos la aprovecharan, en un marco social que, cada día más, apuesta por la “igualdad”… siempre en línea descendente.

Manuel Parra Celaya es Doctor en Pedagogía y Profesor de Enseñanza Secundaria

SU BODA... (Héctor Vidosa)

SU BODA... (Héctor Vidosa) SU BODA...

Mientras muchos de mis compatriotas asisten pegados al televisor a la boda real, yo, atónito, prefiero sentarme ante mi ordenador y desparramar mis pensamientos entre una mezcla de indignación, vergüenza ajena y rabia.

No existe en el mundo una monarquía legítima… ¿Cuál es el origen de las monarquías? Todas son anacrónicas pero la española es triplemente ilegítima; por un lado, no tiene legitimidad histórica. Como todas, basa su origen en mitos y leyendas que justifican el predominio de un clan sobre el resto de individuos pero no puede explicar documentalmente y con seriedad su génesis. Por otro lado, tampoco tiene legitimidad política; no debemos olvidar que el actual Rey es el sucesor del anterior jefe de estado y fue impuesto por aquel. Es decir, que Juan Carlos I es el sucesor del General Franco cuya supuesta legitimidad se basó en la victoria militar tras una guerra civil. Y por último, como veremos más adelante, la monarquía española es ilegitima por inmoral.

Lo único que pudiera dar legitimidad a la monarquía sería el respaldo popular pero en ningún caso esa legitimidad pudiera ser hereditaria, por tanto para ser legítimos, los reyes deberían ser electivos y no de derecho divino como son en la actualidad. Es cierto que una parte muy importante de la sociedad española (representada por todos los partidos políticos del parlamento, incluidos los que cínicamente se denominan republicanos) le reconocen a Juan Carlos una legitimidad política adquirida el 23-F. pero en caso de ser justificada esa legitimidad, ¿puede, razonablemente, ser heredada por el futuro (Dios nos salve) Felipe VI? Si supiéramos quien fue el “elefante blanco”, Juan Carlos, y en consecuencia sus herederos, podrían perder su supuesta legitimidad política. Recordemos que:
1º el golpe de estado del 23-F de 1981 se produjo en la votación de investidura, como Presidente de Gobierno, de Leopoldo Calvo Sotelo ya que su antecesor Adolfo Suárez había dimitido el 29 de enero.
2º Calvo Sotelo disolvió las Cortes en agosto y convocó Elecciones Generales para octubre de 1982. Unas elecciones que, evidentemente, iba a ganar el partido socialista, entonces en la oposición. La UCD de Suárez y de Calvo Sotelo se estaba descomponiendo en un clima de inestabilidad política mientras que el PSOE de Felipe González y de Alfonso Guerra se fortalecía enormemente.
3º en aquel contexto histórico, a Juan Carlos le llamaban “el tonto”, “el bobo” pero sobretodo “EL BREVE” (por lo poco que iba a durar) especialmente entre la izquierda, y ya sabemos que el PSOE era el principal partido de izquierdas en ese momento y que contaba con un electorado mayoritariamente republicano. Unos republicanos que pretendían recuperar y dar continuidad a la Segunda República Española proclamada en 1931 y disuelta tras la guerra civil por quien nombró como su sucesor a Juan Carlos.
4º la madrugada del 23-F, Juan Carlos apareció en la televisión condenando el golpe y erigiéndose como primer defensor de la constitución y de la democracia: “la Corona, símbolo de permanencia y unidad de la Patria, no puede tolerar, en forma alguna, acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución, votada por el pueblo español, determinó en su día a través de referéndum”.
5º el PSOE ganó, como era de esperar, las elecciones y una vez en el gobierno no cuestionó la legitimidad del rey (el PSOE dejó de ser un partido obrero, socialista y republicano al mismo tiempo).
6º en las pocas entrevistas que han concedido los implicados en el golpe tras cumplir condena, nunca han aclarado muchas de las circunstancias oscuras sobre esos hechos pero…
7º el principal implicado, el General Armada, ha manifestado que aquello fue un SERVICIO A LA CORONA.
En caso de ser cierto todo lo dicho anteriormente, el promotor y responsable del golpe de estado podría haber sido el propio Rey que ordenando un golpe de estado condenado al fracaso le permitiría presentarse ante la opinión pública como un “legítimo” defensor de la soberanía de los españoles y en consecuencia como un monarca legítimo y de esta forma asegurarse su puesto como monarca y la continuidad de la institución que representa.
Después del 23-F somos pocos los que nos atrevemos a negar la legitimidad de Juan Carlos y de la monarquía y son muchos los que ayer le llamaban “el breve” y hoy se autodenominan, de forma ridícula y patética, “republicanos juancarlistas”. Para mi Juan Carlos no es ni “el tonto”, ni “el breve”, es “el golpista” y “el ilegítimo”.

Por último, la monarquía española es ilegítima por inmoral. Es inmoral que alguien pueda disfrutar de todos los lujos y de todos los honores sin trabajar, siendo los que si trabajamos, mucho y duro, quienes pagamos todas sus facturas. Es inmoral que en un estado en el que, según la Constitución, todos los ciudadanos somos iguales ante la ley y tenemos los mismos derechos e iguales obligaciones, haya una familia, la Borbón, que no cumpla con la Constitución pues no es tratada como igual ante la ley, sus derechos son heredados y no tiene más obligación que la de procrear. Es inmoral que esta familia solamente se aparte de su “mundo de la abeja Maya” para salir en la foto; la boda que todos pagamos, las funciones diplomáticas del estado (yo quiero que esto lo hagan profesionales de la diplomacia a los que pueda despedir si lo hacen mal) y lo que es aún más inmoral, si cabe, aparecen en actos en los hay un sufrimiento irreparable por parte de los que asisten; este es el caso de los funerales por los asesinados el 11-M… ¡QUE VERGÜENZA!... el culpable de ese atentado, Aznar, asistiendo al funeral junto a la familia Borbón que tuvo la desfachatez de asistir como si ellos compartieran algo con el pueblo español. No tienen nada que ver con nosotros…NADA, pero en las fotos salieron muy favorecidos. La historia les pasará factura y esa será la primera de las facturas que pagaran ellos, el resto las hemos pagado y las pagamos los españoles.

En el caso de que el futuro Felipe VI tuviera un mínimo de dignidad, cosa que dudo teniendo en cuenta sus antecedentes familiares, lo que debería hacer al suceder a su padre es ABDICAR. Renunciar a la corona, devolver a los españoles todo lo que su familia nos ha quitado y pedirnos perdón por habernos mentido, engañado y humillado con su presencia.

Quisiera que en mi declaración de la renta pudiera hacer constar mi negativa a contribuir con mi dinero en el mantenimiento de la familia Borbón. De igual forma que decidido si quiero o no aportar parte de mis ingresos a la Iglesia Católica. Quiero poder decidir sobre ello y quiero que ni un solo céntimo de Euro, de los que me gano trabajando, sirva para mantener a los borbones. ¿Hay algún partido político en España que proponga en su programa de gobierno que la institución monárquica deba ser mantenida únicamente por los monárquicos? No me parece ninguna locura si tenemos en cuenta que la Iglesia católica es sufragada por los católicos. Lanzo esta propuesta al aire y el valiente que quiera que la tome y la defienda.

A pesar de todo soy optimista, no tengo ninguna duda; el sentido común triunfará. Lo absurdo está condenado a desaparecer, aquello que no tiene sentido no puede existir y… ESPAÑA, MAÑANA, SERÁ REPUBLICANA.

Héctor Vidosa es Profesor de Enseñanza Secundaria.

¿PARA QUÉ SIRVE LA MONARQUÍA? (Javier Compás)

¿PARA QUÉ SIRVE LA MONARQUÍA? (Javier Compás) ¿PARA QUÉ SIRVE LA MONARQUÍA?

El honor del antiguo caballero propugnaba la idea del acatamiento al rey, sea este un tirano, un incapaz o, simplemente, un memo sin carisma alguno; pero su posición como monarca de una nación se suponía emanada directamente de la voluntad divina y, por tanto, el servicio al rey estaba por encima de la valoración que del monarca de turno se tuviese. Esto, que tan claramente se expone en el Cantar de Mío Cid, choca con el mundo de hoy, donde ya no es que se ponga en duda está designación divina de la corona, sino que está permanentemente en tela de juicio la existencia del mismo Dios de la que emana.

En la llamada “transición” española, obviados esos argumentos de poder por la Gloria de Dios, se ha defendido la posición del monarca como garante de la paz y la armonía entre los mismos españoles. Pero este argumento lleva implícito, una vez supuestamente superados esos elementos traumáticos guerracivilistas, la misma desintegración de la corona, ya que en el momento que se considere mayor de edad el sistema de democracia parlamentaria, la monarquía se queda vacía de contenido, salvo como mero ejercicio de conservación de una tradición peculiar como las uvas de fin de año o como un sistema de relaciones públicas de lujo con otros países.

Llegados a este extremo, la cosa se complica si el supuesto hacedor de esa estabilidad en el periodo postfranquista desaparece y ocupa su lugar el heredero, a éste ya nadie le debe nada, ni la instauración de la democracia, ni ser supuesto salvador de un golpe de estado, ni haber sido ratificado heredero por una Cortes, al fin y al cabo legalmente constituidas.

Sirva todo esto de preámbulo para analizar, al hilo de la boda principesca, qué monarquía tenemos y para qué sirve.

Hemos visto a un rey sonreír delante de una placa con su nombre en catalán, ¿habría alguien osado descubrir una placa en Madrid con el nombre de Jorge Pujol?, un rey que se resiste a certificar con una visita oficial la españolidad de Ceuta y Melilla, un rey que prescinde de la bandera de España en la triste boda del Príncipe de Asturias, un rey que, en su línea de no molestar a la burguesía dominante, margina a los Grandes de España, dónde está la nobleza española. No, la consigna es agradar a todos y que nadie mueva el trono.

Cómicos, cantaores de flamenco, escritores y artistas declaradamente marxistas, sindicalistas republicanos, toreros, tenistas y ciclistas retirados, empresarios más o menos honestos. Todos se dieron cita en un frío recinto de aspecto luterano, acorde con la emotividad de los contrayentes (de la contrayente en particular), lejos de la grandiosidad que, a pesar de todo, requiere la boda de un heredero a la Corona Española. Por cierto vaya contraste con las recientes bodas de los príncipes europeos, para que luego hablen de la fogosidad latina y de la frialdad escandinava, también en eso nos hemos igualado.

Pero en fin, dejemos esos asuntos para la prensa rosa, o sea, el 95% de los espacios televisivos. Todo no es sino una muestra de la entrega, no confundamos con la modernidad y el progreso que nos quieren vender, a un afán de aferrarse al trono. Es comprensible que después de ver a un abuelo exiliado y a un padre que nunca llegó a reinar, un rey haga todos los esfuerzos habidos y por haber, no ya para conservar su posición, sino la aún más dudosa de su heredero, a quién por cierto, y permítaseme esta broma para concluir, en este caso no le alabo el gusto por el producto nacional, yo, ustedes perdonen, hubiese preferido merendarme una magdalena sueca a una magdalena Ortiz.

¿Ha llegado la hora de la IIIª República?, al parecer de muchos políticos y ciudadanos españoles que se fotografían y acuden con la bandera tricolor a actos públicos, parece que sí, otra cuestión es definir cuál es la república que estos persiguen (federalista, socialista, atea, etc.), pero eso ya sería harina de otro costal.

Pero... y los republicanos (o tendríamos que decir los “no monárquicos”), de otras posiciones políticas, nacional sindicalistas, neofascistas, republicanos de derechas, etc. ¿existen?, ¿sufren una ley del silencio por parte de los medios?, ¿son una gran minoría silenciosa esperando caudillos?.

Después de unos años con un partido supuestamente de derechas en el poder, con el silencio cómplice de una Iglesia y unos católicos acomplejados, el aborto campa a sus anchas, la “cultura” subvencionada “se caga en Dios” y nuestro ejercito deambula en un triste ir de acá para allá según sople el viento de la Moncloa, sin más gloria que el sacrificio de sus abnegados soldados. España se desintegra en insolidaridades y separatismos regionales, dónde unos españoles niegan el agua a sus compatriotas, cuando no le dan un tiro en la nuca directamente.

¿Monarquía?, ¿República?, pues que quieren que les diga, de momento me conformaría con una España orgullosa de serlo, en paz y orden, donde nadie se avergonzara de su bandera ni de sentirse español, dónde hubiese justicia social para todos y no faltase el pan a ninguno. ¿Es posible aún?.

Javier Compás es escritor y empresario.

ITALIA: UNA CANDIDATURA PARA LA ESPERANZA (Adolfo Moncada)

ITALIA: UNA CANDIDATURA PARA LA ESPERANZA (Adolfo Moncada) ITALIA: UNA CANDIDATURA PARA LA ESPERANZA

Cualquier europeo consciente sabe que en la Europa actual los valores económicos priman sobre cualquier otra realidad del ser humano, y la soberanía de nuestros pueblos es pisoteada en nombre de los intereses de los grandes grupos transnacionales de poder y de potencias extraeuropeas como Estados Unidos o Israel. Por ello, la presentación en Italia a las Elecciones al Parlamento Europeo de una candidatura con serias posibilidades de obtener representación y con un compromiso de radical oposición al proceso autodestructivo de la verdadera Europa es un motivo de indudable satisfacción y esperanza. Esta candidatura no es otra que la coalición ALTERNATIVA SOCIALE CON ALESSANDRA MUSSOLINI, encabezada por la carismática nieta del Duce y en la que participan, además de su propia formación política, LIBERTÀ D’AZIONE, las organizaciones FORZA NUOVA y FRONTE SOCIALE NAZIONALE, que encarnan una línea de fidelidad al auténtico patriotismo social italiano, muy dañado tras el proceso de tergiversación absoluta de la herencia ideológica del MSI a manos de Gianfranco Fini.
El programa político de ALTERNATIVA SOCIALE parte de la idea de una Europa unida en torno a los valores espirituales heredados, tanto de la tradición clásica (el Pensamiento griego y el Derecho romano) como de los dos milenios de Cristianismo que han conformado la moral europea. Por ello, ALTERNATIVA SOCIALE rechaza el ingreso en Europa de potencias como Turquía, radicalmente ajenas a esta tradición.
De esta doble primacía de lo espiritual y de la defensa de la identidad de Europa se derivan las principales propuestas con las que la coalición pretende entrar en el Parlamento Europeo:
- Defensa de una Europa confederal y respetuosa con las soberanías de las naciones integrantes.
- Una Europa con una política exterior y de defensa autónomas respecto de Estados Unidos. Sustitución de la OTAN por un Ejército Europeo. Apertura hacia los países árabes y africanos y hacia el Este de Europa.
- Control de la inmigración a través del abandono de las políticas falsamente solidarias y de una decidida ayuda a los países de origen a través de inversiones económicas y sociales y de la cancelación de su deuda externa.
- Establecimiento de una verdadera democracia económica y política fomentando la participación de los órganos básicos de la sociedad (familias, sindicatos) en las decisiones políticas, y de los trabajadores en las decisiones económicas. Políticas sociales de ayuda a la familia y al acceso a la propiedad de la vivienda.
- Defensa integral de la familia como elemento básico de la Civilización, con especial atención a los niños y a los ancianos.
- Protección de las libertades sociales y personales frente a las instituciones supranacionales.
Un programa, en definitiva, que miles de españoles suscribimos en sus grandes líneas sin mucho esfuerzo. ¿Por qué entonces resulta imposible la constitución en nuestra España de un frente político de estas características? ¿Necesitaremos quizás la aparición de algún líder carismático que nos aglutine? Si es así, confiamos en que más temprano que tarde aparezca, y podamos combatir junto a nuestros amigos italianos en la defensa de la auténtica Europa.
Adolfo Moncada es sindicalista y colaborador en varias publicaciones culturales.

CARTA ABIERTA AL CÍRCULO DE BELLAS ARTES DE MADRID (Miguel Ángel Loma)

CARTA ABIERTA AL CÍRCULO DE BELLAS ARTES DE MADRID (Miguel Ángel Loma) Carta abierta al Círculo de Bellas Artes de Madrid
Conmovido por la noticia de que una obra de teatro con un título tan respetuoso como «Me cago en Dios», es objeto de subvención por esa noble y sensible Casa, no puedo más que felicitarles, porque convertir en un bello arte la acción de defecarse en la divinidad constituye un logro digno de figurar en los anales de la alquimia universal y, mutando viscosamente la naturaleza del resultado final, incluso supera a aquella otra industria de la piedra filosofal tan perseguida infructuosamente por los antiguos.
El único riesgo que conlleva la desinhibida, airosa y ventoseada empresa de cagar hacia lo alto, es el tributo planetario a que nos somete la denominada Ley de la Gravedad, ley autoritaria e inflexible donde las haya (como su propio nombre indica), que en su impepinable mandato obliga, de manera casi inmediata, a hacer bajar todo lo que previamente subió. Confiando en que las ilustrísimas señorías del Círculo de Bellas Artes de Madrid hayan considerado la eventualidad anterior proveyéndose de los adecuados chubasqueros coprófugos y de un amplio surtido de ambientadores, les deseo que, ayudados por el laxante del progresismo tolerante (que siempre se muestra mucho más eficaz por detrás que por delante), sigan abriendo su Círculo como generoso esfínter, expeliendo subvenciones a todas aquellas obras preñadas de «complicidad», «transgresión» y buen rollito, que insulten tan grosera como gratuitamente el sentimiento de los arcaicos creyentes.
Por favor, estimados Circulanos, no permitáis que las fuerzas reaccionarias estriñan vuestros evacuatorios efluvios de libertad. Sed conscientes de que cumplís un gran papel en nuestra laicista y avanzada sociedad: un papel higiénico que os hará pasar a la Historia.
Dichosa edad y siglo dichoso éste donde la blasfemia se utiliza como título y reclamo de una supuesta obra artística, merecedora de subvenciones públicas.

Miguel Ángel Loma es abogado

LA RUPTURA DE LAS REGLAS DEL JUEGO (Pío Moa)

LA RUPTURA DE LAS REGLAS DEL JUEGO (Pío Moa) LA RUPTURA DE LAS REGLAS DEL JUEGO
La política es el territorio de la lucha por el poder, y por tanto de la violencia. Una de las grandes ventajas de la democracia es que permite la alternancia en el poder sin revoluciones o violencia, pero ésta sigue presente implícitamente. Podría formularse así: “Yo acepto que tú gobiernes, resignándome a una oposición pacífica, siempre que tú respetes las reglas del juego que garantizan la limpieza electoral y las libertades y derechos que a mí me permitirán, eventualmente, gobernar a mi vez”. Obviamente, si una de las partes rompe las normas, está imponiendo un despotismo, y la otra parte queda automáticamente liberada, a su vez, de respetarlas –en otro caso quedaría en desventaja y forzado a respetar la arbitrariedad--, con lo cual la violencia tiende a reaparecer en toda su crudeza.
Por lo tanto, la democracia no puede funcionar si sus principales partidos no aceptan las reglas, normalmente condensadas en las constituciones. Aquí surge un problema: ¿qué ocurre con los partidos antidemocráticos? Porque las libertades no lo serían si ellos no pudieran ejercerlas también. Así, los partidos comunistas y otros totalitarios han disfrutado y disfrutan de las libertades democráticas, pero está claro que ello resulta aceptable sólo en cuanto no alcancen el poder, pues si lo hicieran y aplicaran sus concepciones, la democracia naufragaría. En otras palabras, la democracia descansa en el supuesto de que la mayoría de los ciudadanos no votará a un partido contrario a las libertades; y por lo común así ha ocurrido. Pero no siempre. Hitler obtuvo el poder democráticamente, y afirmando que no iba a eliminar la Constitución, sino a interpretarla de manera más “profunda” (más “generosa”, quizá dirían otros ahora). Lo mismo ocurrió con Allende, también llegado al poder por medios democráticos, para enseguida comenzar el proceso de demolición del sistema de libertades.
Tradicionalmente el PSOE ha sido marxista y, por tanto, antidemocrático. Fue el mayor cáncer de la república y el principal causante de su ruina, autor de la rebelión de octubre del 1934 -- 70 aniversario de ella este año—contra un gobierno legítimo. Rebelión diseñada textualmente como guerra civil. Rompió entonces con la Constitución impuesta –que no consensuada-- por la propia izquierda, toda la cual apoyó políticamente, y casi sin excepción, la insurrección armada del PSOE y la Esquerra catalana. El sistema republicano pudo entonces quebrar si la derecha, sintiéndose a su vez liberada de las obligaciones constitucionales, hubiera replicado con un contragolpe. Pero defendió la ley y las libertades, y en 1936 las izquierdas volvieron al gobierno tras unas elecciones anómalas. Que no habían aprendido ni rectificado nada desde el 34, lo revela el maremagnum de disturbios y crímenes subsiguiente, amparado de hecho por un gobierno que perdió su ya dudosa legitimidad de origen al negarse a hacer cumplir la ley, la cual pasó a imponerse desde la calle. Conocemos el resultado.
Pero el poder en manos de un partido antidemocrático no es el único peligro. Un partido moderado puede dejar de serlo una vez en el poder, puede abusar de éste, vulnerando los derechos y libertades comunes. Esa tentación alcanza, con más o menos intensidad, a todas las fuerzas políticas. La oposición debe impedir que el abuso llegue muy lejos, pero el partido gobernante tiende casi siempre a usar su superioridad de medios para reducir a la impotencia a la oposición. El problema consiste en saber cuándo las vulneraciones amenazan destruir el sistema y hasta dónde pueden ser toleradas.
Durante la transición el PSOE abandonó el marxismo y apareció como un partido moderado, pero cuando consiguió el poder multiplicó sus ataques a la democracia. Intentó blindar la corrupción mediante leyes que impidieran su denuncia –y el nivel alcanzado por la corrupción constituía en sí mismo un ataque al sistema--; urdió conspiraciones para destruir o menguar la libertad de prensa, hundiendo a medios de masas críticos hacia él; en su tratamiento del terrorismo combinó la negociación con los delincuentes y la persecución ilegal de ellos; y así muchos otros actos que en algunos momentos llevaron al sistema a una situación difícil. Por fortuna la resistencia de la sociedad civil y las elecciones terminaron con el largo gobierno de aquel grupo insaciable de poder y de dinero, antes de que el mecanismo democrático se resintiera de modo irreversible.
Pues bien, ahora volvemos a una situación semejante. Para reconquistar el poder, el PSOE, en alianza con los comunistas y los secesionistas, ha utilizado tácticas extremistas y violentas, pretendiendo imponerse desde la calle y promoviendo en toda España un ambiente similar al de las Vascongadas. Apenas ganadas las elecciones, sus primeras medidas sólo pueden interpretarse como una victoria en toda regla del terrorismo islámico: ha sido, sin duda, la más importante victoria obtenida por Al Qaida hasta la fecha, confirmación aparente de su estrategia bélica de “cuarta generación”, mal conocida en España, o deliberadamente ocultada por algunas fuerzas políticas. Muchas concepciones y actos del actual gobierno tienden a otorgar rentabilidad política al terrorismo. Por otra parte la actual oposición va a encontrar enormemente limitada su capacidad de expresión… debido sobre todo a sus propias torpezas.
Estos hechos vulneran gravemente las reglas del juego democrático, sustituyen la moderación por el extremismo, y la política por la demagogia. Su gravedad consiste en que no son simples salidas de tono o estridencias momentáneas, pues se encuadran en una estrategia para acabar unilateralmente con la Constitución. Si la ley básica ha funcionado durante un cuarto de siglo, a pesar de sus fallos, de las vulneraciones de la época felipista y de la constante erosión e incumplimiento de sus normas en Vascongadas y Cataluña, se debe a que, en contraste con la Constitución republicana, la actual fue elaborada por consenso de casi todas las fuerzas políticas relevantes. Pero ahora, siguiendo una vieja tradición de trágala, golpista en el fondo, las izquierdas y los nacionalismos regionales pretenden hacer tabla rasa de la Transición democrática y fabricarse e imponer una Constitución a su gusto y al de quienes proclaman sin rebozo su intención de disgregar España.
Tal propósito, lo disfracen como lo disfracen (“generosidad”, “valentía”, “pluralismo” y hasta “regeneración democrática” le llaman ahora) sería totalmente inaceptable para millones de ciudadanos, entrañaría una ruptura radical de las reglas del juego, e impondría en España una forma de despotismo.
Lo cual plantea un arduo problema: ¿cómo reaccionar a esa ruptura, y por tanto al peligro evidente de ruina de la democracia? No tengo la respuesta, pero el asunto me parece grave en extremo, y merecedor de la más seria reflexión.

Pío Moa es historiador y ensayista

ESPAÑA VERGONZOSA Y VERGONZANTE (José Gárate Murillo)

ESPAÑA VERGONZOSA Y VERGONZANTE (José Gárate Murillo) ESPAÑA VERGONZOSA Y VERGONZANTE.-


Recientemente unas declaraciones del Presidente del Tribunal Constitucional D. Manuel Jiménez de Parga han movido a escándalo de muchas personas distribuidas por toda la geografía nacional y representativas de todos los grupos o partidos políticos, por haber afirmado que los catalanes recibían con auténtico entusiasmo y en olor de multitudes al General Franco en sus visitas a Barcelona.
Obvio es decir, que para quienes venimos haciendo un ejercicio permanente de objetividad y de lealtad a nuestros orígenes y a nuestros principios, tanto culturales como políticos, estas declaraciones podemos calificarlas como ajustadas a la verdad histórica.
Sin embargo, no está de más señalar que de alguna forma nos han provocado un profundo examen de conciencia, coincidiendo con la conmemoración del año del centenario del nacimiento de Jose Antonio Primo de Rivera.
Parece sorprendente que cuando un país ha vivido una trágica guerra civil a lo largo de tres durísimos años, ha progresado a lo largo de cerca de 40 años de régimen unipersonal, dónde pudieron convivir una serie de grupos políticos muy dispares –tradicionalistas, demócratas-cristianos, falangistas, burócratas, militares, o simplemente católicos- trabajando codo con codo en una constante mejora de la calidad de vida y en una compleja colaboración con quien encarnaba todos los poderes de la nación, que a su vez en su propia expresión, dejó atado y bien atado el futuro en la sucesión de S.M. El Rey Juan Carlos I, quien encarna los valores democráticos modernos al incorporar al amparo de una Constitución con ya 25 años de vigencia, los excluidos grupos perdedores de la guerra civil –comunistas, socialistas de diverso signo y hasta nacionalistas catalanes, vascos o gallegos- nos haya llevado en infantil inconsciencia ciudadana a la desmembración de esa España plural e históricamente sórdida que Jose Antonio Primo de Rivera calificó como Unidad de Destino en lo Universal.
Puestos pues a aceptar que las desgraciadas actitudes de unos y otros grupos están recreando un ambiente de división y enfrentamiento entre españoles, no estaría de más que los responsables de medios de comunicación tuviesen el valor de levantar el veto puesto a la figura de Jose Antonio Primo de Rivera y pusiesen en evidencia todo lo que en su corta, pero apasionante vida política –menos de tres años- hay de búsqueda de la hermandad de válidos valores de la izquierda y la derecha, para en síntesis feliz y siguiendo su ejemplo superar la actual situación y hacer que el Reino de España tenga una proyección de futuro en la Europa que se intenta construir desde el respeto a la pluralidad y la igualdad de dichos componentes, consolidar la justicia social para todos los españoles, que de una forma o de otra los joseantonianos lograron imponer en el régimen anterior en armonía con los valores espirituales que la esencia de siglos de religión católica incrustaron en la historia de España y de Europa.
Dejémonos ya de revivir lenguajes de odio y de enfrentamientos, preparemos el habla del amor y de la poesia enriquecida por la síntesis de los valores de ambos bandos y démonos un fraternal abrazo para construir juntos la España que junto con Jose Antonio quisieron ilustres intelectuales españoles de izquierdas y de derechas como Manuel Azaña, Indalecio Prieto, Claudio Sánchez Albornoz, Miguel de Unamuno, los hermanos Machado, Agustín de Foxá, Rafael Sánchez Mazas, Eugenio Montes, José Antonio, etc, etc.., atreviéndome a incluir ilustres intelectuales actuales que permanentemente nos dan ejemplo de bien opinar.

José Gárate Murillo es Presidente de la Fundación José Antonio

LOS PAPELES DE JOSÉ ANTONIO (José Mª García de Tuñón)

LOS PAPELES DE JOSÉ ANTONIO (José Mª García de Tuñón) LOS PAPELES DE JOSÉ ANTONIO

Todo el que leyó el libro de Miguel Primo de Rivera titulado Los papeles de José Antonio, recordará lo que su autor escribe cuando un día del mes de enero de 1977 se presentaba en su despacho Víctor Salazar, destacado socialista, y éste le dice: «Soy el albacea de don Indalecio, y en cumplimiento de las disposiciones establecidas en su testamento tengo la obligación de dar a la familia Prieto lo que es de la familia Prieto; al Partido Socialista lo que es lo suyo; y al heredero universal de la familia Primo de Rivera estas llaves». Llaves que le entrega y que al parecer, eran de una caja fuerte del Banco Central de Méjico y en donde se encontraba depositada la maleta de José Antonio que tenía en la cárcel de Alicante cuando fue fusilado y que contenía todas sus pertenencias.

Pues bien, toda esta historia que nos cuenta el sobrino del fundador de Falange yo la pongo en duda por algunas razones. La primera es que no sé porqué acepta lo de «heredero universal» cuando entonces vivía Pilar, hermana de José Antonio. Tampoco Miguel era su sobrino único, vivían los hijos de Carmen, hermana a su vez de José Antonio, e incluso una hermana del propio Miguel. Todo es muy raro y esto nos hace creer que Miguel no está diciendo toda la verdad.

Por otra parte, recientemente ha caído en mis manos un libro del periodista Joaquín Aguirre Bellver titulado Por los pasillos de las Cortes, editado en 1972, y en la página 218 recoge un artículo suyo que había publicado en el desaparecido diario SP el día 1 de abril de 1969 titulado José Antonio y las 200 familias donde el autor se hace eco de un artículo escrito por José Antonio que Miguel Primo de Rivera y Urquijo le había enseñado y que el periodista había leído. Concretamente el artículo era Germánicos contra bereberes que es uno de los que aparece en el libro de Miguel, aunque mal titulado, y que venía entre los papeles de José Antonio.

Algún día Miguel Primo de Rivera tendrá que explicarnos cómo dice que los papeles llegaron a su poder en 1977 y sin embargo algún privilegiado ya había podido leer alguno casi diez años antes porque el sobrino se los enseñó.






José Mª García de Tuñón es autor de varias monografías sobre José Antonio

¡SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA! (Antonio Brea)

¡SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA! (Antonio Brea) ¡SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA!

De enésima concesión vergonzante de nuestro clero se puede calificar la decisión del Cabildo de la Catedral de Santiago de retirar de una de sus capillas la imagen de Santiago Matamoros para trasladarla al Museo de la Sede compostelana.
Las razones argumentadas por su portavoz, José Fernández Lago, para retirar la imagen del siglo XVIII que reproduce al Apóstol a caballo en plena batalla con los musulmanes son, indudablemente un canto propio de la estupidez imperante en nuestros tiempos.
¿A qué etnias se refiere el señor Fernández Lago cuando dice que la imagen del Apóstol guerrero puede herir sensibilidades? Acaso ignoran los clérigos de este Cabildo que lo que representa la imagen que ellos quieren retirar es el triunfo de la Cristiandad sobre el Islam, y no el de etnia alguna sobre otra, entre otros motivos porque la mayor parte de los musulmanes hispanos, en cuanto conversos y descendientes de conversos, pertenecían al mismo grupo étnico que los cristianos que les combatían.
¿Por qué reniega ahora la Iglesia de Santiago Matamoros? La aparición del Apóstol conduciendo a las mesnadas cristianas a la victoria en distintos lugares y fechas de la Reconquista es uno de los elementos fundamentales de las tradiciones que conforman la Leyenda Aurea en torno al hijo de Zebedeo. Leyenda sí, porque, si nos acogemos a argumentos estrictamente historiográficos, podemos concluir que no existe prueba alguna, no ya de estas intervenciones milagrosas, sino de la propia presencia del Apóstol en la Península ni antes ni después de su muerte, y que las tradiciones sobre su predicación en nuestras tierras tras la muerte de Jesús y antes de su propio Martirio, y sobre la conducción de sus restos a Galicia son supercherías medievales, fraguadas por la necesidad de unos mitos movilizadores para la Cristiandad hispánica, amenazada en su propia supervivencia por la agresión islámica.
Claro está que el clero de nuestros días no se va a revolver contra la devoción al Sepulcro del Apóstol o a la Virgen del Pilar, sino únicamente contra la parte del mito que tiene una vertiente patriótica intolerable para cierta Iglesia apátrida.
Quizás habría que argumentarle a estos señores que en todas sus gestas históricas, España ha prestado siempre servicios excepcionales a la Iglesia que ellos representan. En la victoria sobre la barbarie atea en el sangriento conflicto civil de 1936; en la gigantesca empresa americana, en la que millones de personas fueron evangelizadas; en las luchas en Europa frente a la Reforma, en defensa de la unidad espiritual de Occidente; y por supuesto, en la Reconquista, conjurando la amenaza islámica sobre nuestra tierra.
Muchos de los héroes protagonistas de estas hazañas hicieron propio el grito de ¡Santiago y cierra España! Los miembros del Cabildo de la Catedral de Santiago, evidentemente, no comparten su grandeza.
Antonio Brea es Licenciado en Geografía e Historia y Profesor de Enseñanza Secundaria

SITUACIONES (Manuel Parra Celaya)

SITUACIONES (Manuel Parra Celaya) SITUACIONES

Si tuviéramos que resumir apresuradamente la situación política española, nada mejor que haciendo un repaso de los diferentes puntos de localización, casi geométricos, a la manera de aquel antiguo “Barrio Sésamo”, que pretendía iniciar a los niños en la expresión, la medida y la cantidad, más o menos lo que se pretende ahora aprenden en la ESO, ya sin riesgos de repeticiones de curso y de itinerarios.

Así, diríamos, generalizando, que en EL INTERIOR sigue el ambiente de crispación, transcurrido un mes cumplido de las circunstancias en que se realizaron las elecciones. PP y PSOE han vuelto a ser siglas poco significativas: hemos vuelto al “nosotros” y “vosotros”, y al “ellos”, cuando se habla entre conmilitones (porque, cuando se habla con “los de enfrente”, más bien se discute). Esperemos que aquella pistola simbólica –dedo índice como cañón, dedo pulgar como martillo- del manifestante pacifista a Barcelona ante la cabeza de Piqué quede en eso, y no sea sustituida por otra menos simbólica….

Los medios de transmisión social del Mayor Grupo Mediático de España tienen dos temas preferentes, que suelen unir en sus páginas o imágenes: el “ANTES” (franquismo, guerra civil, posguerra…) y el “HOY” (liberación del aznarismo). Las masas hacen otro tanto, y no hay manifestación que se precie que deje de adornarse con profusión de banderas de la II República y rojas con hoces y martillos; tengo ante mí (hoy, 26 de abril) una de Madrid, en la que cuatrocientas personas enarbolan tales insignias para protestar por la ocupación de Irak: el culo y las témporas.

En política internacional, nuestros nuevos aliados de ARRIBA nos han dado con la primera puerta en las narices, y la agricultura española va a sufrir las consecuencias; entretanto ABAJO, la visita y la “franqueza” de ZP con nuestro amigo marroquí aconseja adquirir en la farmacia más próxima varios tubos de vaselina, porque se anuncian, para nosotros, sucesivos Perejiles que no sabemos hasta dónde pueden llegar, y para el pueblo saharaui el fin de sus apoyos para ganar una soberanía que, al parecer, no importa a nadie.

Siguen adelante los proyectos secesionistas, más o menos enmascarados, en el NORTE (ya sin obstáculos legalistas) y en el ESTE (con harta complacencia); quizás no tarden en producirse en el NOROESTE, en el SUR o en cualquier otro punto cardinal de España.

Cerramos el panorama: las apariencias apuntan a que los problemas van a venir POR DELANTE y POR DETRÁS.


Manuel Parra Celaya es Doctor en Pedagogía y Profesor de Enseñanza Secundaria

ESPAÑA, OBJETIVO DEL TERRORISMO ISLÁMICO. ¿POR QUÉ? (Eduardo García Serrano)

ESPAÑA, OBJETIVO DEL TERRORISMO ISLÁMICO. ¿POR QUÉ? (Eduardo García Serrano) España, objetivo del terrorismo islámico. ¿Por qué?

No es una cuestión cuya respuesta podamos hallar en el inmediato pasado y en las recientes alianzas que nos condujeron a la guerra de Iraq. Eso es sólo un detonante coyuntural cuya justificación política es lo suficientemente "sólida", en apariencia, como para cegar la capacidad de percepción de la mayoría de nuestros compatriotas.

España es para el radicalismo islámico un objetivo largamente acariciado, un ideal permanentemente desvelado y una venganza cinco siglos aplazada para casi todos los súbditos, especialmente para los más fanáticos y radicalizados, de esa nación espiritual que es el Islam. España, Al Andalus, vive en sus oraciones y en su imaginario colectivo como el jardín del que fueron expulsados 39 años después de que cayera en sus manos Constantinopla, la segunda Roma, la "ciudad protegida por los dioses", que la Europa cristiana fue incapaz de socorrer.

El 29 de mayo de 1453 el sultán Mehmed II entró a sangre y fuego en Constantinopla provocando la caída del Imperio Romano Oriental, el imperio de Constantino y Justiniano. Los ejércitos del Sultán se apoderaron también de Serbia y de Morea, de Albania, de la mayor parte de Bosnia y de Trebisonda, último vestigio del Imperio Bizantino. Las tropas de Mehmed II llegaron aún más allá, hasta las factorías genovesas del Mar Negro y hasta Crimea donde el Kan de los tártaros acabó arrodillado en suplicante vasallaje ante Mehmed II, el Sultán de los dos Continentes.

En los 39 años que median entre la caída de Constantinopla en 1453 y la conquista de Granada en 1492, el Islam mantuvo cerrada y en su poder la tenaza mediterránea de Levante a Poniente, desde el Bósforo hasta el Atlántico. Pero los Reyes Católicos rompieron el cerrojo occidental expulsando de España, con la toma de Granada, al último representante de la dinastía nazarí justo en el momento en el que el Sultán Mehmed II señoreaba todas las posesiones de Venecia en el Mar Negro y cuando se apretaba a asaltar Italia para que las monturas de sus ejércitos abrevasen en el Tiber. Isabel y Fernando culminan así la empresa geopolítica y militar más importante de Europa desde la caída del Imperio Romano Occidental en el año 476 de nuestra Era, cuando el bárbaro Odoacro entró en Rávena y humilló a las águilas de los césares enviando las enseñas imperiales de Roma a Constantinopla.

El Islam inicia la conquista de Europa cuando los musulmanes de Tarik, en el año 711, cruzan el estrecho y desembarcan en Gibraltar (así llamado en honor de éste caudillo militar musulmán, Gib Al Tarik, la roca de Tarik) para derrotar a los hispanovisigodos de D. Rodrigo en la batalla de Guadalete. Así comienza la dominación árabe de España, hasta que los Reyes Católicos culminan la Reconquista.

Ellos no lo han olvidado. Nosotros, sí. Ellos lo recuerdan a diario en sus oraciones ("Alá es grande", gritaron antes de morir los terroristas islámicos que se inmolaron en Leganés). Nosotros no recordamos nada porque vivimos en el alzheimer de la tolerancia a toda costa y a cualquier coste, aunque Osama Ben Laden (el nuevo Tarik, el nuevo Mehmed II, el nuevo Solimán el Magnífico) nos los recuerda en todos sus videocomunicados: "No consentiré que ningún musulmán vuelva a sufrir la humillación de Al Andalus".

Ese es el auténtico móvil religioso, espiritual y político de lo que el fanatismo islámico nos está haciendo. La guerra de Irak es sólo un detonante coyuntural, nada más. No querer aceptarlo con todas sus consecuencias es, sencillamente, suicida.

Eduardo García Serrano es periodista.

DEL CAPIROTE AL TURBANTE (Antonio Brea)

DEL CAPIROTE AL TURBANTE (Antonio Brea) DEL CAPIROTE AL TURBANTE

No deja de ser incongruente que en un país en el que la mayor parte de sus personajes públicos hace profesión de un agnosticismo militante, y en el que la Religión es un valor en baja, las procesiones de Semana Santa sean un fenómeno de masas. Y esto, precisamente en las regiones en las que triunfan de un modo más aplastante las opciones políticas de signo abiertamente antirreligioso, aquellas que pretenden desterrar la Religión de las escuelas, a fin de evitar sus efectos, supuestamente nocivos, sobre las generaciones más jóvenes.
Porque, a fin de cuentas, ¿qué es la Semana Semana? Una fiesta popular, desde luego. Un período vacacional, también. Pero ante todo, la época del año en la que los católicos –teóricamente la gran mayoría de los españoles- rememoran el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Dios hecho Hombre. Claro que esta remembranza sólo incumbe a una porción muy minoritaria de esos mismos católicos. Para los demás, la Semana Santa es una extensión del Carnaval, puesto que en ella ven el pretexto para comer y beber hasta hartarse, y algunos incluso hasta para disfrazarse. Otros dirán que la religiosidad popular es así, y no les falta razón. Lo que ocurre es que hemos llegado al punto en el que en el concepto de religiosidad popular, el elemento religioso se ha evaporado casi por completo. Y lo hará totalmente, dentro de no mucho tiempo, cuando las nuevas generaciones, educadas en la ignorancia más absoluta de su tradición religiosa, vean las figuras mostradas en las procesiones como una serie de muñecos sin significación alguna, más allá de sus cualidades meramente estéticas.
La culpa desde luego, no va a ser únicamente de los apóstoles del laicismo. La jerarquía eclesiástica española tiene mucho sobre qué responder. Incapaz de contestar a multitud de problemas que se abaten sobre el español de a pie y sumida en la ambigüedad moral más absoluta. Y si no, que se lo pregunten, por ejemplo, a los obispos de Córdoba y Jaén y su actitud ante la conducta delictiva de algunos clérigos de sus diócesis.
Y mientras tanto, el Islam avanza silenciosamente... Amenazando tanto nuestra identidad como la libertad y seguridad colectivas. Si Dios no lo remedia, vayan preparando el turbante señores.
Antonio Brea es Licenciado en Geografía e Historia y Profesor de Enseñanza Secundaria

70 ANIVERSARIO DEL COMIENZO DE LA GUERRA CIVIL (Pío Moa)

70 ANIVERSARIO DEL COMIENZO DE LA GUERRA CIVIL (Pío Moa) 70 ANIVERSARIO DEL COMIENZO DE LA GUERRA CIVIL

¿Por qué la guerra empezó en octubre de 1934 y no en julio de 1936? Como es sabido, uno de los primeros en sostener, implícitamente, esa tesis fue Gerald Brenan, al calificar la insurrección izquierdista del 34 como “la primera batalla de la guerra civil”. El hispanista inglés percibió cómo entonces se produjeron en escala reducida, y sobre todo en Asturias, los mismos fenómenos que a partir de julio del 36: persecución de la Iglesia, encarnizamiento en la lucha, crímenes de retaguardia, rivalidades entre las izquierdas, tensiones separatistas, etc. Sin embargo el aserto en Brenan no pasaba de ser una intuición, clara y potente, pero no demostrada.
Según la opinión predominante hasta hace poco, la insurrección del 34 constituyó un precedente de la guerra, pero no el comienzo de ella. Otros señalan un precedente anterior en la “sanjurjada” de 1932. A mi juicio, debemos empezar por distinguir entre ambas. La rebelión de Sanjurjo no fue “de la derecha”, como asombrosamente siguen sosteniendo hoy historiadores que pasan por serios, sino de un sector mínimo de la derecha. No participó en ella el principal partido de la derecha, Acción Popular, eje de la posterior CEDA, ni figuras militares del relieve de Franco. Algunos autores han querido sospechar simpatías con el golpe por parte de Acción Popular, a la espera de cómo saliese la intentona, pero eso no pasa de juicio de intenciones sin base documental. En cambio la insurrección del 34 la protagonizaron los dos mayores partidos de la izquierda, el PSOE y la Esquerra catalana, más otros menores, como el PCE, el embrión del POUM, o, en Asturias, los anarquistas. Y las izquierdas republicanas, que siguen pasando en algunas historias por moderadas, la apoyaron políticamente en declaraciones explícitas, aunque permanecieran luego pasivas, ante la mala marcha del movimiento. Algo muy parecido sucedió con el PNV.
Por tanto la insurrección del 34 incluyó, de un modo u otro, a la izquierda en pleno, y no así la de Sanjurjo en relación con la derecha. Añádase que ésta costó diez muertos, casi todos entre los golpistas, sin comparación posible con los casi 1.400 causados por la del 34. Y otra diferencia crucial consiste en las intenciones de cada acción: el PSOE y, de hecho la Esquerra, planificaron su alzamiento como una guerra civil en toda regla, mientras que Sanjurjo pretendía el clásico golpe o pronunciamiento, rápido y poco sangriento. Observemos de pasada que, contra una opinión muy extendida, la tradición de los pronunciamientos militares proviene de la izquierda, aunque en ocasiones la hayan imitado las derechas. Fueron en el siglo XIX los liberales “exaltados” o jacobinos quienes organizaron la gran mayoría de ellos, y cuando los republicanos se reunieron en 1930 en el Pacto de San Sebastián, pensaron enseguida en traer la república por medio del enésimo pronunciamiento.
Dado el abrumador predominio de la propaganda en la historiografía española sobre el pasado reciente, mucha gente muestra incredulidad sobre el designio guerracivilista del PSOE, pero se trata de un hecho indiscutible y abundantemente documentado. Desde muy pronto el PSOE chantajeó con la guerra civil, un poco como hace Maragall ahora, aunque nadie lo tomaba muy en serio. Así lo hizo cuando, tras aprobarse la Constitución, la derecha sugirió la disolución de las Cortes constituyentes -- y por ello preconstitucionales--, para dar paso a un gobierno elegido según la nueva ley. Desde el verano de 1933, antes de salir del gobierno, el sector extremo y dominante del PSOE planteó la vía revolucionaria, multiplicando las incitaciones a la guerra civil, para horror de Besteiro. Y cuando, después de las elecciones de noviembre de ese año –ganadas por el centro derecha--, la línea insurreccional triunfó en el partido, proliferaron exhortaciones como éstas: “¡¡Estamos en pie de guerra!! ¡Por la insurrección armada! ¡Todo el poder a los socialistas!”; “El proletariado marcha a la guerra civil con ánimo firme”; “La guerra civil está a punto de estallar sin que nada pueda ya detenerla”; “Uniformados, alineados en firme formación militar, en alto los puños, impacientes por apretar el fusil. Un poso de odio imposible de borrar sin una violencia ejemplar y decidida, sin una operación quirúrgica”. Etc. Las instrucciones secretas para el alzamiento, que he publicado en Los orígenes de la guerra civil, especificaban que el mismo “tiene todos los caracteres de una guerra civil”.
Este fervor guerracivilista choca hoy a muchas personas, también del PSOE, pero, como digo, salta a la vista a quien lea la prensa de la época y las instrucciones secretas. La razón de él era doble. La guerra debía abrir el paso a una emancipadora “dictadura del proletariado”, que horrorizaba a Besteiro, y por otro lado los dirigentes del partido tenían la seguridad de ganar. Lo exponía Amaro del Rosal, uno de los organizadores del movimiento, en discusión con el besteirista Saborit: “Por encima de nuestra voluntad hay una situación objetivamente revolucionaria. Existe un espíritu revolucionario, existe un Ejército completamente desquiciado, hay una pequeña burguesía con incapacidad de gobernar, en descomposición. Tenemos un gobierno que es el de menor capacidad, el de menor fuerza moral, el de menor resistencia. Ahora todo está propicio”.
Queda claramente documentada, por tanto, la decisión del PSOE -- el partido más fuerte y mejor organizado, con mucho, de la izquierda-- de organizar la guerra civil. Algunos críticos de mi libro han objetado que, con todo, la intentona de octubre fracasó y no dio lugar a una guerra real. Falsa objeción. En el conjunto del país los llamamientos bélicos apenas tuvieron eco entre los trabajadores, pero en Cataluña resultó casi milagroso el rápido éxito de los demócratas frente a la rebelión, largamente preparada, de los nacionalistas de izquierda; y en la cuenca minera asturiana la insurrección ocasionó dos semanas de operaciones plenamente militares por una y otra parte. El ejército peninsular, minado por la infiltración revolucionaria y por su impreparación, se mostró incapaz de reducir a los sublevados, y hubieron de intervenir las únicas fuerzas bien entrenadas, traídas de Marruecos.
Hubo guerra, por tanto, en 1934. Pero ¿por qué decimos que no se trató de un simple precedente, sino del comienzo efectivo de la reanudada en 1936? Porque sus organizadores no se volvieron atrás de las ideas y planes que les habían llevado a levantarse contra un gobierno democrático. Después de octubre, todos ellos proclamaron el fallido alzamiento como una gloria y siguieron cultivando una propaganda guerracivilista. Hubo, con todo, una diferenciación entre quienes, como Prieto y Azaña, no tenían ganas de repetir la intentona, y quienes mantenían la decisión revolucionaria, como los socialistas de Largo Caballero o los comunistas, aparte de los anarquistas, siempre dispuestos a la acción. Unidos todos ellos en el Frente Popular (con la CNT apoyando desde fuera) ganaron las anormales elecciones de febrero de 1936, dando lugar a la siguiente situación: los revolucionarios provocaron una oleada de incendios, asesinatos y asaltos, impusieron la ley desde la calle e intensificaron la formación de milicias, creando un doble poder de hecho; la derecha se puso al lado y a disposición del gobierno azañista, constituido por los sectores menos extremistas de la izquierda, a fin de que éste frenase el proceso revolucionario; pero el gobierno se deslegitimó decisivamente al negarse a cumplir su obligación fundamental de respetar y hacer respetar la ley.
Llevada a tal extremo, la derecha, que ante el asalto izquierdista del 34 había defendido la ley y las libertades, terminó por alzarse a su vez, a la desesperada, en julio del 36, contra un proceso revolucionario que amenazaba con aplastarla y con desintegrar la nación. En sus planes no entraba una guerra civil, sino un golpe rápido en pocos días. Pero el golpe fracasó y derivó en una larga y cruenta contienda.
Existe, como vemos, una continuidad entre la insurrección del 34 y el levantamiento del 36. En rigor, este último fue la consecuencia directa de aquella, o más propiamente, del hecho de que los revolucionarios mantuvieran sus intenciones después de octubre. La guerra, pues, no estalló en julio del 36, sino que, simplemente, recomenzó.
Este setenta aniversario puede y debe ser la ocasión de aclarar al público en general unos sucesos históricos cuyos ecos no se han extinguido hasta el presente, y cuya falsificación nos sigue condicionando, y no para nuestro bien precisamente.
Pío Moa es historiador y ensayista.

"DIALOGANDO SE ENTIENDE LA GENTE" (Emilio Álvarez Frías)

"DIALOGANDO SE ENTIENDE LA GENTE" (Emilio Álvarez Frías) «DIALOGANDO SE ENTIENDE LA GENTE»

Es posible que el contenido de esta frase tenga visos de verosimilitud. Quizá. Probablemente en algunos casos la gente llegue a entenderse dialogando. Incluso hemos de tener fe en que pueda llegar a ser verdad, y desde luego hemos de creer que se puede conseguir.
Mas, por lo que vemos, es un propósito digno de encomio, una frase acuñada en la mejor de las intenciones, pero que rara vez se llega a hacer realidad.
Porque la primera premisa que ha de darse es el propósito de las partes de estar dispuestas al diálogo sin apriorismos, sin ánimo de imponer a otro sus planteamientos en una postura inamovible con clara intención de hacer quebrar los postulados del oponente en beneficio propio. Dialogar es platicar, exponer, razonar, pero no tratar de imponer. Quizá se quiere dar a la palabra un mayor alcance del que tiene y por ello hace aguas en el momento de ser puesta en circulación.
Y es que, ¿acaso se puede dialogar con la banda terrorista ETA, la que con su comportamiento asesino intenta imponer una dictadura nada clara? Es absolutamente imposible establecer un diálogo donde no se dan las circunstancias precisas para el intercambio de puntos de vista, de opiniones, de deseos incluso, con disposición de ánimo para encontrar lo más conveniente, razonando planteamientos, posiciones, para, al final, encontrar lo mejor para lo pretendido.
Como asimismo hay que decir que el diálogo que se pretende mantener con el ejecutivo vasco acerca de su plan es un intento fallido antes de iniciarse, pues, de entrada, surge la exigencia de ruptura de la nación desde posturas propias y desde la imposición de quienes representan a la banda criminal ETA. ¿Cómo es posible dialogar con quienes mantienen a los terroristas en las instituciones y quiebran el orden constitucional, y sólo aspiran a romper, junto con ETA, la unidad nacional, amparándose en delirios trasnochados inventados en momentos de desvarío de visionarios enloquecidos?
Ni tampoco resulta posible dialogar con los diferentes nacionalismos catalanes, que se mueven en espacios similares a los vascos, con intenciones reflejas, unos con mayor esquizofrenia que otros, haciendo uso de desfachatez y chulería al plantear al futuro gobierno de la nación su exigencia de coparticipar en sus decisiones pero sin que éste tenga opción a opinar sobre aquella región. Es difícil establecer en este espacio de contradicciones un diálogo que no sea de besugos, como admite y define el María Moliner.
¿Acaso se puede dialogar con algunos sectores laborales como el reciente caso de los empleados de Izar que plantearon una lucha revolucionaria todavía no resuelta por reivindicaciones que comprendemos pero con cuya forma de hacerlo no coincidimos? ¿No puede ser calificado de terrorista este comportamiento?
¿O no ha de ser considerado también como terrorismo la acción de los célebres «piquetes informativos» que destrozan bienes públicos y privados en tumultos callejeros o dentro de la empresa cuando intentan forzar, por medios evidentemente ilegales, que ésta se pliegue a sus deseos o planteamientos sin antes sentarse a hablar o rompiendo el diálogo sosegado para ser sustituido por la lucha revolucionaria, en cuyos comportamientos participan de forma decisiva los líderes sindicales y los esbirros pagados, unos y otros subvencionados por las arcas del Estado a las que contribuimos todos para fines más lícitos?
No puede haber diálogo incluso entre los partidos políticos ya que renuncian a estudiar e intercambiar puntos de vista, a discurrir conjuntamente hechos y fórmulas para el mejor gobierno, sustituyendo la actitud constructiva por el enfrentamiento público con engaños, insultos, supercherías, traiciones, golpes bajos y sucios, denigrando al oponente. Sin duda esto no es dialogar.
Como no es dialogar otro considerable número de comportamientos y situaciones planteados por los hombres y que renunciamos a seguir enumerando para no ser excesivamente largos y reiterativos.
Dejemos de hablar de diálogo hasta que estemos dispuestos a dar a esta palabra su auténtico sentido positivo. Dejemos de engañar y de engañarnos proponiendo lo que no estamos dispuestos a hacer con honradez. Busquemos las expresiones más acordes con nuestra intención para no confundir al contrario, pero sobre todo para no desconcertar al que escucha sin opción a participar. Intentemos no manipular a los otros con expresiones confusas y engañosas que lleven al auditorio de un lado para otro en función de intereses partidistas, personales, sectarios.
Buen deseo el nuestro que no será atendido. Mas no por ello renunciaremos a repetir insistentemente que el camino por el que vamos no lleva a buen puerto. Estamos convencidos de que es preciso dialogar, aunque bajo otras premisas que las actuales y con la mejor intención de resolver problemas y situaciones, pero, tememos, sólo desde la fuerza será posible convencer a los interlocutores de que es preciso sentarse ante una misma mesa para ejercer tan sana gimnasia.
Y que no se diga que insinuamos un golpe de estado, una involución, una dictadura con apellidos más o menos desacreditados. No, simplemente creemos que el diálogo hay que plantearle desde el poder de la razón, en plena libertad, pero mantenido con energía y respaldado por las instituciones, que para eso están.

Emilio Álvarez Frías dirige la revista de pensamiento ALTAR MAYOR

AL-QAEDA Y ETA (Miguel Ángel Loma)

AL-QAEDA Y ETA (Miguel Ángel Loma) AL QAEDA Y ETA

Inmaculada Navarrete, jefa de redacción de ABC de Sevilla, intentando tranquilizarnos para «que no cunda el pánico cultural» ante los terroristas islámicos, deslizaba el siguiente comentario en un artículo de la edición sevillana de este diario el pasado 11 de abril: «Al Qaeda está hecha de la misma pasta que la europea y, por tanto, cristiana ETA: sus comandos simplemente se toman al pie de la letra el odio al otro». Este razonamiento es bastante equívoco porque, aunque seguramente no fuera intención de doña Inmaculada, contiene dos ideas erróneas: parece sentar que lo del «odio al otro» es un principio cristiano, y parte de una premisa falsa en tanto que el hecho de que ETA sea europea no significa en absoluto que sea cristiana. Para ser precisos, ETA no mata en nombre de Cristo, mientras que Al Qaeda sí lo hace en nombre de Alá. Cuando unos y otros asesinan, igual de asesinos son y desde luego a las víctimas no creo que les importe mucho en nombre de quién les asesinan. Pero en cualquier caso, apliquémosles a cada cual su auténtico pedigrí para no confundir más las cosas: ETA es marxista leninista a la vez que nacionalista, y Al Qaeda es fundamentalista islámica, con una concepción letal de Dios y de la religión. No lancemos mensajes que induzcan a pensar que ETA es cristiana y que Al Qaeda está hecha de la misma pasta, porque el rumor puede llegar hasta las artísticas orejas de Pedro Almodóvar y se nos descuelga con una nueva peliculita echándole la culpa del 11-M a los curas de su colegio.
Miguel Ángel Loma es abogado