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MÁS PLATÓN Y MENOS YASKY O VAN GELDEREN (Alberto Buela)

MÁS PLATÓN Y MENOS YASKY O VAN GELDEREN (Alberto Buela) Más Platón y menos Yasky o van Gelderen


Con este título remedamos el, en estos días famoso, de Más Platón y menos Prozac del filósofo Lou Marinoff, quien propone volver a la filosofía y dejar de lado los antidepresivos a que nos tienen acostumbrados la psicología y la psiquiatría. La filosofía es recuperada como una terapia para los cuerdos.

En nuestro caso, Platón es la fuente de inspiración y Hugo Yasky secretario general del gremio docente de la provincia de Buenos Aires(Suteba) viene a representar, emblemáticamente, todo aquello que respecto de la educación no debe hacerse en un sistema democrático: nivelar por lo bajo tanto a alumnos, docentes como programas. El otro representante simbólico es van Gelderen, publicitado educador miembro de la academia de educación y de cuanto congreso sobre el tema se hace en Argentina, y factotum desde hace 40 años de cuanta reforma educativa se lleve a cabo.

En el libro octavo de la República Platón(429-348 a.C.) se ocupa del estudio de los diferentes sistemas de gobierno: la monarquía donde gobierna un rey y cuyo objeto es el bien común, la aristocracia cuyo objetivo es la virtud, la timocracia donde se busca el triunfo y el honor, la oligarquía, gobierno de pocos que tiene por objeto las riquezas, la democracia, gobierno del pueblo que tiene por meta la libertad y la tiranía el poder despótico de uno solo.

Y así hablando de una ciudad(polis) gobernada democráticamente pero que sedienta de libertad tiene a su cabeza malos escanciadores que beben más de lo debido(no hace alusión al ministro de Vido) se emborracha, llega a castigar a sus propios gobernantes sino llevan la complacencia al punto de concederle la más absoluta libertad acusándolos de malvados y oligárquicos.

Los piqueteros y grupos como Quebracho acusan hoy al gobierno en estos mismo términos en que hablaba Platón hace 2500 años. Cualquier analogía con lo que le suceda al gobierno argentino, corre por cuenta de quienes la realicen, como la hecha por el ex presidente Alfonsín y su prevención ante un posible golpe de Estado o puch.

Siempre hemos definido como clásicos a aquellos autores antiguos en donde podemos encontrar respuestas para asuntos o problemas modernos. El autor clásico siempre tiene vigencia, nunca pierde actualidad. Este es su mérito y su secreto.

Y continúa Platón a renglón seguido: “ bajo semejante gobierno el maestro teme y adula a sus discípulos, y éstos menosprecian a sus maestros y preceptores; en general, los jóvenes quieren igualarse a los viejos y medirse con ellos en palabras y obras, y los viejos, a su vez, llenos de condescendencia con las bromas de los jóvenes, afectan un tono festivo y tratan de imitarlos para no parecer fastidiosos y despóticos”(503 a3-b2).

Luego del desafortunado y desquiciante plan Polimodal, remedo del plan español, que modificó las materias, sus contenidos y los años de estudio de las escuelas secundarias argentinas para peor, provocando gravísimos daños a dos puntas: a) La deserción escolar se multiplicó y los alumnos no terminan la escuela secundaria y b) Los que terminan no están capacitados para ingresar a la universidad. Los grandes diarios y la televisión suelen comentar con grandes titulares pruebas de ingreso en donde nadie aprueba.

La cita de Platón tiene que ver con todo esto. Se la podrá tomar alguna vez en serio. Nuestros hombres vinculados a la educación ¿podrán beber alguna vez en las fuentes genuinas de nuestra cultura?. ¿Podrán dejar de imitar mal y crear un mínimo plan de estudios que tenga que ver con nuestras necesidades e idiosincrasia?.

Tan difícil les resulta pensar en términos de realismo filosófico a nuestros sedicentes educadores y así instalar un primario de 5 años y un secundario de similar duración con títulos intermedios en el segundo o tercer años para que el que no pueda terminar(la pobreza castiga hoy a todos y más a los pobres), obtenga lo mismo algún título habilitante. Más que habilitante estos títulos intermedios lo que hacen es institucionalizar a una persona, y eso sólo ya es una protección en una sociedad desquiciada como la nuestra.

Como a ningún político le interesa la educación porque ésta no trae votos. Y al ser un servicio lo único que le provoca al Estado es gastos, tampoco le interesa mucho a los administradores públicos o agentes del gobierno de turno. La educación o mejor aún, la falta de educación y sus consecuencias nefastas para una nación no inquietan a los poderes públicos. El principio es siempre el mismo, la fórmula del gatopardismo, cambiar algo para que nada cambie.

Para romper este corset, no se necesita ser un cráneo, ni un filósofo para pensar, ni un gerente para llevarlas a cabo. Sólo se necesita sentido común para preparar planes adecuados a la edad y la circunstancias del educando y voluntad política de poner las cosas de la educación en su lugar.


Alberto Buela es filósofo.

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