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SOBRE LA EVOLUCIÓN (Emilio Álvarez Frías)

SOBRE LA EVOLUCIÓN (Emilio Álvarez Frías) SOBRE LA EVOLUCIÓN

Aseguraba Darwin en su teoría que en el Universo (apliquémoslo de forma más concretamente al planeta Tierra y más íntimamente a España) las especies han ido evolucionando continuamente desde el mismo momento del big bang, con ritmo distinto en unas u otras ocasiones, adaptándose al medio si éste variaba, o permaneciendo casi inmutables en el caso de que el ecosistema permaneciera estable.
Después de muchos dimes y diretes, la teoría, que al principio fue rechazada de plano, poco a poco fue siendo admitida por todos o casi todos los sectores de la sociedad. Y ya se puede asegurar que no hay dudas al respecto, aunque no falten matizaciones, lo que es lógico en toda hipótesis pues las investigaciones, al tiempo que confirman las presunciones, van encontrando variantes a tener en consideración.
Este hecho, que parece irrefutable en los tiempos actuales, en ocasiones se desdice a sí mismo al darse el caso de que el hombre, en vez de evolucionar siempre hacia la perfección, en no pocas ocasiones paraliza su mejoramiento cuando no retrocede ostensiblemente.
Por ejemplo, en España, el hombre político no consigue evolucionar hacia metas más altas: se queda paralizado como si hubiera sufrido un ictus de los más graves; o retrocede décadas y hasta cifras centenarias incluso; o va dando bandazos como si se encontrara en los primeros años de su andadura; o se comporta como si fuera incapaz de aprender algo más en un tiempo en que continuamente hay que ponerse al día. Es tremendo, no parece comprensible esta imposibilidad de desarrollo.
Y en ese confuso movimiento evolutivo, su mente, sus ocurrencias, sus planteamientos, sus iniciativas y hasta las leyes que promueve, son similares o calcos a las de años atrás, utilizando las mismas plantillas que ya usaron, haciendo esquemas semejantes a los de otros tiempos, asegurando que van a generar leyes modernas, progresistas y laicas, que es lo mismo que han venido canturreando a lo largo del paso de muchos intentos de primaveras que devienen en inviernos fríos y oscuros.
¿Será que el homo sapiens ha llegado a una evolución de la que no puede pasar y al tropezar con la posibilidad de crecimiento interior rebota volviendo a posiciones muy anteriores? Quizá. Probablemente es que no se plantea la aptitud necesaria para utilizar un mayor porcentaje de su poco usado cerebro, o espera que la evolución se produzca automáticamente, por generación espontánea, sin intervención de sí mismo y sin la colaboración del soplo de Dios. Por ende, es incapaz de saltar la valla: le falta entrenamiento, no sabe que hay que ejercitarse y sufrir para llegar al podio, o no quiere dedicar desvelo a tal fin porque considera que le ha de venir sin esfuerzo alguno por su parte.
Emilio Álvarez Frías dirige la revista de pensamiento ALTAR MAYOR

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