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DE BAUTIZOS Y COMUNIOS LAICAS (Manuel Parra Celaya)

DE BAUTIZOS Y COMUNIOS LAICAS (Manuel Parra Celaya) Leo la “perla” en las páginas del antaño serio diario barcelonés “La Vanguardia”, que dedica todo una página al tema: “Llegan los bautizos civiles”, afirma el redactor en su titular.

Empiezo, académicamente, por la definición: “Son ceremonias que se celebran en los ayuntamientos para dar la bienvenida al recién nacido y, de forma simbólica, adherirlo a los valores fundamentales de la sociedad democrática. Suponen, asimismo, el compromiso de los padrinos de acompañar el desarrollo del niño y suplir a los padres cuando estén ausentes”. Un prurito de precisión me lleva a una serie de reflexiones previas: a) ¿El bautismo civil confiere “carisma” (en este caso “democrático”) como el religioso? b) ¿Existe la previa condición de que los padrinos hagan profesión de “fe democrática”? c) ¿Qué ocurre si el niño, cuando es talludito, se aleja de la “democracia” y se hace racista, xenófobo, homófono, nazi-fascista, franquista, falangista, del Partido Comunista del Niño Jesús de Praga o del Instituto Nacional de Previsión, pongamos por caso? Y una pregunta más ingenua: ¿cómo se acompaña el “desarrollo” de un niño?

Al parecer, la idea procede de una “acogida civil” que inventó el Ayuntamiento de Igualada y de la experiencia del de Alella, sólo que ahí la llamaban “ceremonia civil de imposición del nombre”. Ahora se lleva a cabo en San Boi de LLobregat, pero el periodista nos informa que “la concejalía de Derechos Civiles del Ayuntamiento de Barcelona consideró la idea en octubre de 2000, pero el alcalde Joan Clos decidió abortarla… temeroso de la reacción que pudiera tener la Iglesia católica” (me imagino que enviando familiares de la Inquisición a la Plaza de Sant Jaume…).

En Sant Boi votaron a favor de la medida PSC, ICV, ERC y, claro está, PP, que está empeñado en demostrar, de la mano del Sr. Piqué, que es más “progre” que nadie; sólo se opuso Convergencia i Unió, que tiene poco que perder…

El redactor de “La Vanguardia” ha estudiado históricamente los antecedentes que avalan la medida; por supuesto, están en la Revolución Francesa de 1789, la misma que entronizó la Diosa Razón y la Religión del Estado. Pero uno tiene más información y encuentra antecedentes en la propia historia española del siglo XX, cuando el Frente Popular prohibió la Navidad y los Reyes Magos; creó entonces la “Semana del Niño”, summun de la cursilería; por lo visto, los actuales mandamases han heredado esta cualidad, tan querida de la progresía, Partido Popular incluido.

Uno se imagina que los nombres que se imponen en los “bautizos civiles” estarán, como en aquellos tiempos, en consonancia con la idea: las bebitas ostentarán los de “Libertad”, “Autonomía”, “Constitución”, “Anarquía”… y los bebitos los de “Progreso”, “Estatuto”. “Lenin”, “Potenkim”,… Algún nombre mitológico dará su nota culta (“Júpiter”, “Ator”, “Juno”…), pero entonces habrá que explicar el origen para que todos lo entiendan.

En el fondo, todo es una cuestión de esnobismo.
¿Cómo resistir el ceremonial religiosa y pasar de modelitos, invitaciones y otras tentaciones consumistas? ¡Hasta ahí podríamos llegar! ¡Que se jiben los carcas!

Bien decía García Serrano que el problema de estas gentecillas no es nada relacionada con Satanás; ni siquiera con sectas masónicas o fanatismos laicistas. Lo dicho: es que son rematadamente cursis.

Manuel Parra Celaya es Profesor de Enseñanza Secundaria

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