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EL SECRETO DE LOS ARCHIVOS (Javier de Echegaray)

EL SECRETO DE LOS ARCHIVOS (Javier de Echegaray) EL SECRETO DE LOS ARCHIVOS

Arrecia en estos días la ofensiva contra los archivos de Salamanca que los catalanes reclaman para sí. Pero nada se dice acerca de las verdaderas causas por las que se pretende desmembrar esos archivos que contienen datos únicos sobre la llamada “Guerra Civil” española.
Cabe señalar que hay un principio científico bien conocido por los historiadores y profesionales de la investigación documental que prescribe la unidad de los archivos como base de su utilidad. Un archivo que pierda su unidad es un archivo que ha quedado incompleto y que deja de cumplir sus funciones. El rastreo documental de archivos fraccionados es un martirio que hace desistir a muchos de una búsqueda documental. Saltar de Barcelona a Salamanca y de Salamanca a Barcelona en cada uno de los tramos de una investigación plantea cortapisas que muchas veces son imposibles de salvar.
Lo cual nos obliga a preguntarnos por las causas de que se haya desatado una tal pugna (que se venía arrastrando, aunque no con el encono de ahora) por “recuperar” esos archivos para el pueblo catalán.
No hay tal recuperación: jamás han sido suyos, al menos con el sentido de propiedad que ahora pretenden y con que los reclaman. No son del pueblo catalán; y mucho menos de una parte del pueblo catalán que es la que ahora se empecina en el desfalco (mientras España ha sido una e indivisible, nadie, ni catalanes ni españoles de otras tierras, ha pretendido deshacer su unidad). Los archivos son del pueblo español en general y constituyen un patrimonio histórico que puede tener asiento en cualquier parte del territorio nacional pero que inevitablemente ha de obedecer al principio de unidad mencionado, sin el cual se destruye su propia utilidad.
Pretenden que comulguemos con la rueda de molino de que se trata de un episodio más de las reivindicaciones catalanistas, como si quisieran recuperar algo de esencial importancia para su pueblo antes de consumar el desaguisado de la secesión de una parte del territorio.
Pero no cuela: para que eso fuera verdad, sería necesario que realmente los catalanes separatistas sufrieran un ataque de erudición que les hubiese hecho volver la vista hacia las fuentes de su propia historia, reclamando un trozo de la misma que queda sepultado en áreas que son las que ellos pretenden que se conviertan en un extranjero. Estamos ya muy de vuelta de esas triquiñuelas del separatismo: ni han tenido nunca ni nunca tendrán interés alguno por la cultura que no han hecho más que destrozar y falsificar desde siempre. Y hay que ser muy zote para no percatarse de que precisamente la verdad de lo que pasó en los años 31 al 39 (muy en especial desde 1934) en España y en Cataluña, es algo que los sedicentes han tratado de ocultar desde el mismo momento en que finalizó la contienda. Como en el resto de España han hecho sus compañeros de viaje, socialistas, comunistas y demás castas de la antiespaña.
¿Cuáles son, entonces, la razones auténticas por las que parecen tener esa celera cerril que les ha llevado a poner a la cabeza de sus reivindicaciones políticas la de recuperar una parte de esos archivos, rompiendo su coherente unidad? Quien, dirá que es una de sus burdas tretas para distraer la atención del público y apartarla de temas mucho más graves. Me niego a admitir una explicación tan simplista: sabemos con certeza que la atención a esos otros temas de superior calado no se distrae con señuelos de ese jaez. Y ellos lo saben también; casi diría que no les interesa despistar al pueblo de su campaña separatista y de odio a España y a la Iglesia. Son asuntos independientes y como tales hay que tratarlos.
Como siempre, no resulta difícil desvelar esas razones y desnudarlas de sus pretendidas ansias culturales, destapando verdades que quieren disimular bajo el disfraz contumaz de sus falsificaciones.
Sucede que esos archivos han servido desde hace décadas para que eruditos de la historiografía se hayan dedicado a bucear en ellos y descubrir las evidencias en el fárrago de mentiras y patrañas que con torpe machaconería nos vienen contando sobre aquella década tan importante. Historiadores de casta científica y de investigación rigurosa, de los que se me ocurre ahora mencionar a don Ricardo de la Cierva, a don Pío Moa, a don César Vidal y a muchos otros que han sido igualmente serios y certeros en sus juicios, aunque sus obras no han alcanzado la amplia difusión de los primeros (y podemos mencionar a los hermanos, ambos generales del Ejército español, Salas Larazábal, don Ramón y don Jesús, a don Joaquín Arrarás, Burnett Bolloten y un largo etcétera) han encontrado materia más que suficiente en esos archivos para desmontar documentadamente las falsedades de los asertos pseudohistóricos de los Tusell, Tuñón de Lara, Santos Juliá, Antonio Ramos Oliveira, Paul Preston, Herbert R, Southworth, Ian Gibson y compañía y desvelar las verdades dentro del fárrago de mentiras de que nos han hecho víctimas los paniaguados de la historiografía.
Ahora que el empeño devastador y segregacionista toma nuevos bríos, ahora que las campañas anticlericales, los culebrones de encono contra la Religión Católica y los intentos de desmembración de España se recrudecen por doquier, usando los mismos instrumentos de propaganda que ya usaron en otras ocasiones, porque parece que la progresía de capillitas masónicas no encuentra nuevos métodos para adormecer los restos de defensa natural que quedan en este pueblo, les es imprescindible que las fuentes que nos proporcionan los valiosos datos de la verdad queden ahogadas y se mueran para siempre.
Mientras existan análisis serios en los que se desentrañan los acontecimientos del último ataque a España, muy difícil será que desaparezcan por completo los españoles estudiosos del desarrollo de los acontecimientos que alcancen a vislumbrar con claridad que estamos volviendo a las mismas, con los mismos procedimientos y con la proverbial caradura de los corifeos de la situación que han hecho de la mentira su caldo de cultivo natural. No os extrañe: ya Stalin, el prototirano del proletariado, planteó explícitamente el principio de que la mentira es uno más de los instrumentos de lucha de la revolución.
Mienten hasta el punto de que hace unos años se descubrió (porque algún bienintencionado lo publicó) que en las famosas “ikastolas” en las que se prohíbe a los niños y jóvenes hablar en español, se estaban estudiando textos en los que se decía que España invadió en el siglo XIX a Vascongadas. Pronto me propongo comentar un texto, paradigma de la más cínica mentira, que he encontrado en vascongadas con el título de “Euskalerria”.
Son contumaces en la propagación de embustes sobre la historia y sobre la ciencia (y ahora no me refiero a España, sino a toda la historia universal y a la ciencia en todo el planeta). Contra toda prudencia, las expanden y defienden una y otra vez a pesar de los mentís de profundos estudios que los derrotan con verificaciones documentales irrebatibles: llegan a la infiltración en los más altos grados de la enseñanza, incluso en cátedras universitarias en las que imparten sus interpretaciones amañadas. Y su pertinaz insistencia, propiciada por la mediática, consigue hacer verosímiles sus planteamientos aún para quienes vivieron los acontecimientos. Si consentimos en la destrucción, como pretenden, de rastros que son instrumentos de búsqueda de la verdad histórica, hasta los mejor dispuestos serían confundidos. Sin unos archivos documentales veraces quedaría desasistido todo esfuerzo por esclarecer la historia y quedaríamos a merced de sus falsificaciones, dando crédito a una concepción de Cataluña que ya recolectó los fracasos más horrendos y que ha proporcionado tantas desdichas a nuestra Patria, tantos crímenes ominosos que no podrían ser conocidos y evitados después de poco más de medio siglo. Tendríamos (como al parecer tendremos) que afrontar ahora una vuelta a los mismos errores y desmanes de entonces porque el desconocimiento de nuestra historia nos obligaría a repetirla incesantemente.
Ya contamos con demasiadas generaciones (la mayoría de las que hoy viven) que han sido educadas en el desconocimiento de nuestra historia gloriosa y de los destinos patrios, que han tragado por cultura la larga ristra de infundios que hoy inculcan las escuelas a los jóvenes, adormecidos en el silencio de las cosas trascendentes y fundamentales para la concepción del mundo actual. Nos revelamos contra este nuevo intento de desposeer de los pocos instrumentos que aún quedan a disposición de quienes pretendan una erudición documentada acerca de hechos que fueron decisivos para nuestra Nación.
Acabarán llevándose los archivos, porque es voluntad de los valedores de toda esta carroña que salgan de Salamanca; y por más que su alcalde quiera reforzarlos tapiando el edificio que los contiene, sus intenciones están ya sentenciadas por quienes tanto odio esgrimen contra la verdad.
Y ¿sabéis cuál es el destino que espera a esa fuente de cultura y de sabiduría que tantos servicios ha prestado hasta la fecha? Su desaparición, su entierro en paradero desconocido, cuando no su inmolación en la hoguera en la que tantas obras de arte y tanta cultura ancestral se ha venido sacrificando en piras de holocausto real y pérfido. Ya nunca podremos acudir a esas fuentes de sabiduría, porque habrán desaparecido y porque nadie podrá ejercer sobre ellas una sana función de erudición y de descubrimiento de verdades refrendadas por documentación fehaciente.
Estas son las causas y estos los destinos que provocan y esperan a nuestros queridos archivos de Salamanca. Y no descuidemos otras fuentes que esperan el turno de ser igualmente sacrificadas, como la Causa General.
Que mi grito descarnado y mi protesta libre sirvan, al menos, para propalar que de nuevo nos ocultan las fuentes históricas en un esfuerzo ruin de que sus mentiras puedan campar sin respetos y sin derechos por el jardín de nuestra historia. Y para que guardemos como el mejor de nuestros tesoros los libros que historiadores serios y de raíz profundamente científica nos han legado después de fértil investigación. Ponen siempre a nuestra disposición documentos que nos hablan de los hechos reales y que destruyen la ficción creada por nuestros enemigos.

Javier de Echegaray
Enero 2.005
jechagaray@siapi.es

CORREO POR UNA BANDERA ESPAÑOLA

CORREO POR UNA BANDERA ESPAÑOLA Besalú es un precioso pueblo geronés con una gran riqueza humana y cultural.
El Ayuntamiento de Besalú (en la fotografía) está gobernado por el Sr. Lluís Guinó i Subirós, miembro de Convergencia iUnió.
Besalú es uno de tantos pueblos catalanes en los que se incumple la legislación vigente que establece que la Bandera de España debe presidir la instituciones públicas junto con las enseñas autonómicas y local.
Desde lanoticiadigital.com le invitamos a seguir nuestra iniciativa pidiendo al alcalde de Besalú que la Bandera Española ondee en el Ayuntamiento.
Puede enviar su petición al correo del Ayuntamiento besalu@ddgi.es
Entre todos hacemos España, día a día.

POR UN PUÑADO DE PETRODOLARES (Juan Pedro de Tena)

POR UN PUÑADO DE PETRODOLARES (Juan Pedro de Tena) ¿Cuánto vale la dignidad de una persona?, ¿y la de un pueblo?, ¿y la de toda una nación?.

Reflexiona, valora, cuantifica, sopesa.

Pues siempre he creido que la Dignidad y Libertad de una persona son innegociables, su valor es infinito y no se le puede poner precio a la esencia del ser humano puesto que no es mercancía que se pueda comprar y vender, aunque el pensamiento único del mundo capitalista en el que vivimos así lo asegure, cargándose otro valor inalienable como es la Justicia, e impregne de su dogmática falaz a todos los partidos con representación parlamentaria, desde la consabida derecha a la izquierda más ridícula e incoherente.

Bien amigos, pues según se vislumbra, y a la vista de los indicios que saltan entre líneas a los medios controlados por ese pensamiento único del capital (rojito o azulado), que son prácticamente todos, otra vez traicionándose a sí mismos y lo que es más importante a todo un pueblo que confió en ellos para ayudarles a deshacer una injusticia, parece confirmarse que el P$OE sí ha cuantificado en barriles de petróleo lo que vale todo un pueblo que se arrastra por el desierto pidiendo a gritos ¡JUSTICIA!, me refiero, como ya habrás adivinado tú que eres de pensamiento libre y despierto, al pueblo saharaui, ese pueblo hermano que por una tropelía coronada se vió de la noche a la mañana de ser ciudadanos de pleno derecho bajo la casa común que es España a verse envuelto en una guerra de supervivencia, a abandonar sus casas para malvivir en tiendas de campaña en el inclemente desierto, a ver como sus viviendas y ciudades eran ocupadas por gentes extrañas y sus aguerridos defensores eran encarcelados y torturados sin que ningún organismo internacional sepa nada de ellos ni de sus condiciones de vida, ni si están vivos o muertos.

Eso parece haber negociado nuestro dialogante ZP con el dictador rey de Marruecos, al que por cierto ya le hizo una visita antes de alcanzar la presidencia y en la que demostró que la Dignidad, Independencia, Libertad y Justicia del pueblo se la trae al fresco mientras consiga sus intere$$es, y si no que se lo digan a los canarios que ven a las patrulleras marroquíes pasearse entre sus islas sin que nadie les diga que están fuera de sus aguas jurisdiccionales y, para colmo de bajada de pantalones, posa sonrisa en ristre con S.M. el dictador de Marruecos ante un mapa en el que se dibujaban unas Islas Canarias marroquíes. Ya entonces anunciaban la traición al pueblo saharaui al aceptar el plan Baker II (el tío Sam protege los intereses de sus amigos marroquíes) que proponía una autonomía dentro del reino de Marruecos, aunque seguía dejando abierta para un futuro la puerta de la autodeterminación, jugando al juego de Hasan de vencer por agotamiento y suspender el referendum de independencia sine die hasta que no se celebre o si alguna vez se organiza una farsa auspiciada por la ONU (USA) ya estén muertos todos los votantes reconocidos en el último censo español realizado en el Sahara, y que es el único legalmente aceptable, o que, en su defecto, voten todos los que ocuparon las casas que tuvieron que dejar los saharauis en su huída y que Hasan II lanzó en la marcha verde aprovechando el momento de inestabilidad en España, es el modus operandi de nuestro “amigo” del sur. Pues tal parece, porque “la vuelta a Europa” ha supuesto apoyar las tesis de Francia, que al respecto es incondicionalmente partidaria de la anexión sin más por parte de Marruecos del Sáhara, según han denunciado Argelia y el Frente Polisario, aunque Moratinos intente convencer a su homólogo argelino, Abdelaziz Beljadem, de lo contrario. Dicho Ministro de Exteriores argelino volvió a reiterar que España apoyó la treta de Francia y Marruecos para liquidar el problema en una reunión a cuatro, con Argelia, al margen de la ONU y vulnerando toda legalidad de la forma más indigna e injusta. No olvidemos que a ojos de la ONU y de la legalidad internacional España sigue siendo la potencia administradora del territorio. ¿Qué lectura se puede hacer de la decisión de nuestro gobierno de restringir el tráfico aéreo frente a las costas saharauis por un período de cuatro meses por maniobras militares de Marruecos?, ¿acaso han encontrado ya la solución final?. Recordemos que la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) atribuye el control aéreo del Sahara Occidental únicamente a España. Otros datos preocupantes son que España ha reanudado la venta de armas a Marruecos y que el 18 de octubre abanderó la abstención de la Unión Europea en el Comité de Descolonización de la ONU cuando se votaba una resolución de apoyo al plan Baker II. Debemos recordar que la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) está ya reconocida por muchos países y el último ha sido Suráfrica, cuyo Presidente Thabo Mbeki manifestó que “la gran vergüenza es que la autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental, siga sin resolverse, una vergüenza tan grande como lo fue en su tiempo la existencia del apartheid”, después de la protesta manifestada por Marruecos que ha llamado a consultas a su embajador en Pretoria. La guinda nos la ha puesto hace pocos días nuestro simpático presidente del gobierno cuando el Presidente de la nación saharaui no ha sido recibido con honores de Jefe de Estado, como sería de Justicia al igual que se hizo con el malogrado Presidente de Palestina Arafat, sino que se le llevó casi escondiéndolo con vergüenza a la sede del P$OE para que su excelencia el Presidente del Gobierno “democrático” de España se dignara recibirlo. Os recuerdo que el pueblo español siempre ha ayudado a los saharauis por justicia, ergo en Democracia ...

En mala hora se descubrió petroleo en el Sáhara y sur de Marruecos, ya las petroleras de Francia, Estados Unidos y España están optando a las respectivas concesiones de explotación, para más enriquecimiento del opulento dictador de Marruecos que mantiene en la miseria a su pueblo, haciendo que los respectivos Gobiernos de los países de esas compañías vendan a su madre por un puñado de petrodólares. Dios o Alá cojan confesados al muy noble pueblo saharaui y a los respectivos gobernantes la Justicia se lo reclame.
Juan Pedro de Tena es Arquitecto Técnico

EL DIA A DIA DE ESTA MI ESPAÑA DE HOY (Javier de Echegaray)

EL DIA A DIA DE ESTA MI ESPAÑA DE HOY (Javier de Echegaray) Es de pena, o de escándalo, o de risa, o de llanto. De cualquier cosa, menos de recibo. Compro la prensa diaria para hartarme de reír en ocasiones, de llorar en otras, de enfurecerme las más y de alarmarme siempre. Está uno tentado de coger el petate y, de cualquier forma, largarse a un paraíso tercermundista donde no lleguen las noticias ni me exijan impuestos confiscatorios de mis bienes y de mis ingresos que van a ser gastados alegremente en angulas navideñas, ni esté pendiente de cuándo y cómo estos señores determinarán la secesión de mi Patria en diecisiete pedazos descompuestos ni me sorprendan con constituciones facciosas, internas o europeas amañadas a la medida de un poder oculto que odia a España; o de otras que tratan de convertir en naciones a nuestras provincias desgarrando nuestra ancestral sagrada unidad.
Compro los más de los días el Mundo porque tiene aún un ápice de decencia y se aviene a algunas críticas que me permiten un ligero respiro. El ABC ha dejado todas sus líneas tradicionales y se ha convertido en un panfleto indigerible; el País (¿qué país? Será el del capo Polancone) no puedo soportarlo, sepultado como está en la defensa de lo indefendible, en el agujero negro (water) del empuje de todo cuanto mancha y destroza a España; en cualquier caso, no me da la gana ceder ni un solo de mis escasos euros (antes muchas pesetas) a sus comerciantes.
Cada lectura de la prensa es un arco iris de sensaciones, todas ellas molestas y agobiantes. En cuyo abundamiento comento algunas de las muestras que nos ofrece hoy (11.12.04) la prensa diaria. Y me refiero a El Mundo de don Pedro J. (da gusto comprar el mundo entero por un solo euro)
Los ministros ya no van a ser Excelentísimos, no podrán llevar una vida “ostentosa” ni podrán recibir regalos. ¿Qué hago? ¿Me río? ¿Lloro? ¿Pienso en ello? ¿Me abstengo de todo pensamiento? Señores ministros de hoy: ustedes no han sido jamás excelentísimos, mucho menos ilustrísimos ni tampoco señores. Sus escasas culturas, su desconocimiento tozudo de las cuestiones públicas, su insensibilidad con los problemas del pueblo (de ese que les encumbra a ustedes al poder cada cuatro años, aunque para ello tengan ustedes que cometer las más aberrantes tropelías), sus errores diarios y pertinaces, toda su ejecutoria histórica les libera a ustedes de cualquier título de dignidad; no lo han sido nunca ni lo serán jamás, por lo que desposeerles de esos atributos no es más que reconocer lo evidente, volver a la realidad de las cosas. De forma que, lo confieso, nos libran ustedes de una carga: porque nos torturaba la duda al decidir si les tratábamos de Excelentísimos por respeto a la dignidad o si se lo apeábamos por exigencias de verdades palmarias. Respecto a lo de llevar una vida “ostentosa”: el haber elevado a norma esta prohibición no viene sino a reconocer que ustedes la llevan. No saben nada de nada en cuanto al ejercicio de sus “dignidades”; pero llevan una vida “ostentosa”, es decir, se dedican a hacer gala de lujo y a ostentar las prebendas de su cargo en contra de lo que todos sabemos que debe de ser el comportamiento de personas sesudas y sabias que se ocupen de la resolución de los graves problemas de la Nación: una vida privada impoluta, en el silencio y el recogimiento que exige el trabajo concienzudo, sin estridencias ni alharacas, sin apariciones en los medios que cercenan los tiempos de trabajo, sin pasarelas de moda… Por lo demás: ¿qué es y quien va a decidir si lo es una vida “ostentosa”? ¿Se refieren a ir en un lujoso automóvil guiado por un mecánico? ¿A vivir en un palacio en los barrios multimillonarios de la ciudad? ¿A dar y a acudir a fiestas suntuarias? ¿A comprar propiedades de alto nivel? ¿Dónde empieza y donde termina la “vida ostentosa”? Todo lo que he enumerado se da en ellos como mínimos existenciales. Lo de no recibir regalos es algo que rompe moldes. ¿Es que los están recibiendo ahora y desde antiguo? Es confesión de parte la prohibición que se reglamenta, porque nadie prohíbe lo que no se hace. Y cada regalo, en esas esferas, lleva aparejada una petición, un favor, una prebenda. Y ¿Quién va a controlar que los ministros no reciban regalos? ¿Es que se hace hoy una lista de los regalos que se reciben en cada despacho ministerial o en casa de su titular? ¿O van a establecer la obligación de que cada uno de ellos haga una declaración mensual de los regalos que recibe?
Mas: El Supremo confirma la sentencia por el montaje contra el director de El Mundo. No diré si me alegro o me conturbo por esta noticia: solo que también las sentencias de la justicia se ponen hoy en tela de juicio y que producen poca seguridad al público; pero me preocupa más que eso el que la sentencia haya sido confirmada por el Supremo a los diez años de producirse el fiasco. Diez años (una buena proporción de nuestra vida, sobre todo si consideramos la vida laboral) ha tenido que estar sometido a las sospechas y correspondientes críticas y descalificaciones el buen nombre de un personaje cuya profesión depende en buena medida de su reputación pública. Y ¿dieciocho años para el conjunto de los autores de la farsa, que al parecer hicieron un montaje en el que se ponía en solfa la decencia moral de esa persona? Si eran seis, tocan a una media de tres años. ¿Tres años para castigar un ataque a la intimidad “de especial gravedad”, “especial insidiosidad” e “intensa ofensividad” (sententia dixit)? ¿Un tal ataque a la honorabilidad tiene esa sentencia que jamás será cumplida por dimes y por diretes? Me aterra verdaderamente seguir viviendo en este país, antiguamente llamado España..
Otro: Putin transmite a Zapatero su preocupación porque (el titular dice “por que”) un atentado pueda cambiar la política de cualquier país. ¿Le estaba regañando? ¿Le conminaba a que las huestes bárbaras (islamistas y vascoterroristas) que habitan y asolan España no repitiesen la jugada en otras latitudes? ¿Qué respondió a ello Zapatero? Simple perplejidad del lector. Y no hemos salido de la primera página.
Otra: GLEZ. DE CHAVARRI (perdón) DE TXABARRI así, a lo vascuence inventado, premia a un personaje que fue procesado por colaboración con ETA. Y el premio que concede “su” Diputación de Guipúzcoa es ni más ni menos que el primer Premio Derechos Humanos. Si, ya sé que no os sorprende, que estamos todos ya concienciados. ¿No fue mucho más tremenda la excarcelación del criminal Ternera porque había sido designado para la Comisión de Derechos Humanos? ¿Qué entienden todos estos paniaguados por “Derechos Humanos”? Y todos lo aguantamos a pié firme. Solo me pregunto una vez más: ¿No hay una fiscalía del Estado que debiera tomar cartas en estos asuntos?
Don Javier de Ybarra nos cuenta en la cuarta que “cuando alguien desea ser, a un mismo tiempo, banquero y empresario, suele surgir el caos de las cuentas”. ¿Nos toma por imbéciles este señor? ¿Se han visto, acaso, cuentas más caóticas que las de un banco? ¿Qué entiende el señor banquero por caos? No se referirá a las cuentas en paraísos fiscales, a los traspasos fraudulentos, a la creación de cuentas opacas fiscalmente, a los chanchullos con los inmuebles de los que se apoderan impunemente cuando están cercanos a finalizar su pago, con beneficios agiotistas… Me parece más bien que se refiere exclusivamente a dos cosas inconfesables: la pertinaz oposición a que alguien que no pertenezca a los clanes bancarios detente el control de un banco; y la reticencia a ser retirado de prebenda tan sabrosa como esa presidencia.
Isabel San Sebastián nos regala con un artículo sobre el agobio montado por el ejecutivo en torno al poder judicial. Lo titula “Montesquieu”. Es otra de las perlas con que nos sorprende el gobierno de la Nación: la separación de poderes es una de las más delicadas prendas que debe de guardar un sistema democrático para asegurar su independencia y no caer en la ruda tentación de tiranía. No es que sea un invento de los teóricos de la Revolución francesa: que algún día escribiré sobre la antigüedad que tal separación tiene en nuestro suelo, desde los tiempos de los Reyes más antiguos: San Fernando, Alfonso X,…. Enrique IV; pero aquí con separación seria y veraz, con separación real y absoluta de los poderes. Son historias celosamente guardadas en el baúl de lo “políticamente incorrecto” y que nos llevan al desconocimiento de nuestras raíces. Pero al menos deberían de guardar las formas y no añadir a la trampa de unos poderes ejecutivo y legislativo partitocráticos herméticamente fusionados, el suplemento malicioso de un control sobre la judicatura. Ahora ya podremos estar seguros de la poca fiabilidad del poder judicial y de las sentencias con que se nos regale, no solo a título privado sino (y esto produce mayor inseguridad ciudadana) a los efectos de resolución de litigios con el sector público.
¿Queréis más? En la última página está, como siempre, el artículo del engolado Francisco Umbral (no recuerdo ahora su nombre real). Es cierto que ha variado en los últimos tiempos sus posicionamientos políticos y que ha llegado incluso a ser un tanto incorrecto (de lo cual me alegro). Pero tiene una manía creciente con el tiempo: su anticlericalismo y su tozuda crítica a la Iglesia Católica, como un Peces Barba cualquiera. Su postura no para en el laicismo: se inmiscuye constantemente en los Dogmas que nada le importan porque no están hechos para él, como no lo están para cualquiera que no los acepte voluntariamente. Y llega a tomar a chufla cuestiones que para muchísimos españoles y para gran parte de los habitantes de este mundo, aún no globalizado, son sagradas. Y ofende; ofende muy gravemente. Tanto, que la mayor parte de las veces que decido leer un artículo suyo (curiosidad para comprobar por dónde pajea según pasa el tiempo) tengo que tirar el periódico al suelo porque no me sale de mis casillas soportar semejantes insultos. He llegado tan solo al párrafo en que dice (no sé si me atrevo a transcribirlo, porque, desde luego, náusea, me produce: lo hago solo porque comprueben las buenas gentes hasta qué punto podemos enfadarnos con sus diatribas): “…porque está escueto de meter goles (habla de Beckham) como San José estaba escueto de darle garlopa a su señora.” Supongo que este señor tendrá padre y madre, aunque ignoro la relación que tenga con ellos, que a lo peor ha hecho como hizo el señor Carrillo (otro excelentísimo) que renegó de su padre y se hizo hijo adoptivo (por su cuenta, claro) de Stalin, ese monstruo de tiranía. Pero conste donde convenga que le mando un recadito para ambos y que todos sabemos en qué consiste el recadito: y no llego ni a la infinitésima parte de su insulto, por lo que lo repito infinitas veces.
Este es el panorama de hoy, el pan con que nos amargan la existencia los Ilustres de la cosa pública. ¿Qué? ¿Nos marchamos?

Javier de Echegaray
jechegaray@siapi.es

JOSÉ ANTONIO, ¡QUÉ INCOMODIDAD! (Falangistas de Cartagena)

JOSÉ ANTONIO, ¡QUÉ INCOMODIDAD! (Falangistas de Cartagena) Desde los primeros momentos de su vida pública José Antonio resultó incómodo, desconcertante y causa de desasosiego para las personas próximas a él pero aún no deslumbradas por él. Ya en la ardorosa defensa de su padre el Dictador y una vez exiliado y muerto en París, José Antonio comprueba la tibieza de los otrora entusiastas de la Unión Patriótica paterna. Y los fugaces tres años de actividad política ya plenamente falangista producen una constante desazón entre las derechas ( teórico marco vital en el que se desenvuelve), que no saben si amarle u odiarle; y también entre aquellas izquierdas incendiarias que veían en aquel señorito “fascista” un verdadero competidor que reclamaba para el pueblo más justicia que el odio que ellos profesaban, más igualdad que la de la miseria común y más libertad que la de quemar iglesias.
Vilmente asesinado entre esperpéntica legalidad (¡recuperemos la Historia!), su “presencia” perdura durante la Guerra Civil produciendo una enorme incomodidad entre los mandos militares que le vieron como el más seguido general, que aglutinaba lo mejor de aquellas dos españas fratricidas. Como él era intangible...condenaron a muerte a su sucesor, al segundo Jefe Nacional, a Hedilla.
Durante los cuarenta años siguientes José Antonio fue también incómodo para el régimen de Franco porque la colaboración en la necesaria victoria en la contienda no apagaron las exigencias de justicia social ni de esperanza solidaria tanto entre los falangistas que habían contribuido -¡y de qué manera!- en el esfuerzo bélico, como aquellos otros que parodiando a Ortega decían ¡ no es esto, no es esto!
Y , tras la Transición, tras la practica desaparición de lo falangista de la verdadera vida política nacional, mientras los grupúsculos falangistas nos debatimos entra la miseria y la inanición, entre la división y la atomización, la figura de José Antonio, aún presente en millones de conciencias, continúa produciendo punzante incomodidad, porque cientos de miles de hombres y mujeres de la oposición y de la “posición” han mamado sus inquietudes en las siempre ilusionantes páginas doctrinales joseantonianas. Porque no están cómodos (están “incómodos”) en una mayoritario partido de derechas que no es “ ni carne ni pescado”, que permite abortar, pero “no demasiado ( “solo” unos 50.000 fetos destruidos al año), que transige con unas autonomías que consagran la desigualdad entre los españoles y que fomenta un sistema ultracapitalista que enriquece a los ya ricos y empobrece a los ya pobres. Y tampoco están cómodos los partidos de la izquierda en el poder porque desde su perpetua losa de Cuelgamuros le recrimina la permanencia del odio cainita ante lo espiritual, ante la permanencia de unos pocos valores , ante la unidad entre los hombres y las tierras y las oportunidades y el pan y la justicia...
Y nosotros, los pocos miles que aún nos sentimos iluminados por una doctrina de amor, de honor y de dignidad, por una doctrina que nos acompaña en el peregrinar, también nos sentimos profundamente incómodos cuando nos enfrentamos a otro 20 de noviembre, cuando miramos su retrato, o su austera corona de laurel. Y, sobre todo, cuando los cartageneros –otra vez en la Serreta- a la intemperie- oímos su testamento político y nos sentimos empequeñecidos ante tanta generosidad, ante tanta entrega en un joven de solo treinta y tres años que suplicaba que fuera la suya la última sangre vertida en discordias civiles.
Nuestro deber en esta hora oscura e incierta es “ producir inquietud”, espolear las conciencias para que el objeto de la actividad política y social no sea el “mal menor”, como parece serlo, sino el “bien mayor”, el acercarnos lo más posible a la “ciudad perfecta”, a la armonía entre las tierras y los hombres de España y del mundo
Mientras tanto: ¡Seamos incómodos!
Falangistas de Cartagena. 20 de noviembre de 2.004

EL PODER POLÍTICO CONTRA EL PODER JUDICIAL (Julio de Santa Ana)

EL PODER POLÍTICO CONTRA EL PODER JUDICIAL (Julio de Santa Ana) Recientemente de un tiempo a esta parte estamos asistiendo de forma insólita, totalmente perplejos y boqui-abiertos a las injerencias, abusos y continuos desplantes y claros ataques que provienen desde el poder político hacia el poder judicial.

La independencia del poder judicial es la suma de la independencia de todos y cada uno de los jueces, siendo ello un pilar fundamental en que se apoya y fundamente el Estado de Derecho de nuestra sociedad actual.

Este pilar está siendo soslayado por la clase política, sin respeto ni decoro hacia su independencia y en aras de justificar continuos intereses partidistas intentan socavar las firmes estructuras de la judicatura que día a día contempla con más descrédito y estupor, la politización y el clientelismo a la que se la intenta condenar.

Desde el CGPJ se ha presentado cara al Gobierno y se mantiene un difícil pulso en aras de preservar la propia libertad e independencia que goza por mandato constitucional y empieza a cuestionarse.
Así hace unos días hemos conocido que el máximo órgano de los jueces no descarta acudir al Tribunal Constitucional si el Gobierno mantiene su reforma judicial y plantear un conflicto de competencias, de aprobarse el actual texto contra la reforma que cambia el sistema de mayorías para la elección de los magistrados del TS y presidentes de tribunales superiores de las comunidades autónomas.
La injerencia gubernamental afecta a las competencias que tiene encomendadas el Consejo en la legislación vigente y como se recoge en el durísimo informe que se ha aprobado recientemente tal reforma del Ejecutivo afecta a una de las competencias del órgano de gobierno de los jueces y magistrados, y en concreto, a la relativa a los nombramientos judiciales, pudiendo incurrir tal reforma en un verdadero fraude de ley ya que se pretendería invadir la competencias actuales del Consejo.
Otro asunto reciente cuyos ecos no han desaparecido todavía es la polémica suscitada por el Consejo quien días pasados también aprobó solicitar a la Comisión de Estudios un informe sobre la regulación de matrimonios gays, al entender que se trata de una reforma «de una relevancia social rabiosa, que afecta al funcionamiento de los tribunales» y se trata de un «cambio histórico» en el que entra en juego el derecho a la igualdad, a la no discriminación por razón de sexo, la adopción de menores o la patria potestad, entre otras cuestiones importantes.
La magistratura defiende y entiende que esas materias entran dentro de las competencias que la Ley Orgánica del Poder Judicial, en su artículo 108, que establece y determina cuándo es procedente y conveniente que informe el CGPJ sobre los anteproyectos del Gobierno.
No resuelto ello, el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando, se ha mostrado en contra de la reforma legislativa que eliminará del Código Penal la imposición de penas de cárcel para aquellos convoquen referendos ilegales, puesto que, a juicio, aún "subsisten las razones" que motivaron al Gobierno del PP a crear el citado delito a finales del pasado año, subrayando la importancia de que la reforma del Código Penal se realice mediante proposición, en vez de presentarse como un proyecto de Ley, puesto que las proposiciones de ley no precisan de informe preceptivo por el Consejo General del Poder Judicial.
Como se evidencia la relación no puede ser peor toda vez que en declaraciones a Europa Press, se ha explicado que tal petición se efectúa "por pura coherencia con el pasado", ya que "cuando el PSOE era oposición solicitó" que la ley que ahora se quiere derogar "fuera remitida al CGPJ para informe, por lo que por coherencia con los actos de unos y otros y teniendo en cuenta la importancia de esta materia, debería ser remitida para informe" así como que "no hay razones de urgencia que justifiquen en absoluto que se omita el informe del CGPJ y del Consejo de Estado, por lo que juzgaríamos como absolutamente negativa la voluntad de respeto hacia el Poder Judicial".
Llegados a este punto no es de extrañar que la abrumadora victoria de la Asociación Profesional de la Magistratura en las elecciones a las Salas de Gobierno del Supremo, Audiencia Nacional y Tribunales Superiores de Justicia hayan supuesto una clara muestra de que los jueces no están conformes con la política judicial –de diálogo y consenso– del Ejecutivo de Zapatero. La carrera judicial deja claro cuál es su sentir.
En medios judiciales se comentaba que este resultado, en el que Jueces para la Democracia, asociación considerada como afín al Gobierno, ha obtenido peores resultados que Francisco de Vitoria, esta última sin representación en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) actual, es una respuesta clara de la carrera judicial que, de esta forma, pretende contrarrestar lo que parece que puede avecinar al Poder Judicial.
Fruto de estos resultados el portavoz del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Enrique López, ha manifestado que la decisión de aprobar en lectura única en el Congreso la reforma del sistema de elección de la cúpula judicial demuestra el "interés" del Gobierno por "llegar a tiempo para interferir en nombramientos en concreto que tienen nombres y apellidos" y que la tramitación por lectura única "supone eliminar la posibilidad de debate técnico de la ley" en comisión y por tanto permite "acelerar los trámites para que se apruebe en un tiempo menor" a través de un "procedimiento arbitrario y atropellado".
La urgencia en la tramitación demuestra que el interés del Gobierno es exclusivamente llegar a tiempo para interferir en nombramientos en concreto ya que en los próximos meses y hasta finales de enero están previstos varios nombramientos, entre ellos los de las presidencias de cuatro de las cinco salas del Tribunal Supremo por la jubilación de sus actuales titulares y la reforma supone una intromisión intempestiva del Poder ejecutivo en el Poder Judicial siendo inexplicables las razones de urgencia, máxime cuando estamos ante una ley que lleva en vigor 25 años.
La última “trifulca” se avecina tras la proposición de Ley del Parlamento catalán que obligaría a que los jueces conozcan la lengua propia de la Comunidad Autónoma en la que estén destinados. El Consejo acaba de pronunciar y calificar esta Ley como constitucionalmente dudosa. Una vez más volvemos a asistir atónitos al plan instrumental de control que desde la política se quiere hacer del poder judicial.
No debemos ni queremos consentirlo. No podemos permitir más el abuso y adulteración de la clase política hacia la independencia de los jueces, ni permitir que la Justicia permanezca ciega, muda y sorda ante el rodillo del poder, sin que éste se someta al imperio de la Ley.
La exigencia de un Poder Judicial verdaderamente fuerte e independiente en el Estado es la última garantía y el último resorte de que los derechos de los ciudadanos y de todos nosotros están debidamente a salvo, asegurados y salvaguardados, frente a la intromisión, el abuso y la tiranía a que nos somete la clase política desde los poderes públicos ”.
Julio de Santa Ana es abogado