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PAZ, PIEDAD Y PERDÓN (José María García de Tuñón)

PAZ, PIEDAD Y PERDÓN (José María García de Tuñón) Todo el que haya leído a Manuel Azaña recordará que estas palabras que titulan este artículo las pronunció en Barcelona, el 18 de julio de 1938, el que fue presidente de la II República: «...que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres, que han caído embravecidos en la batalla luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Piedad y Perdón». Estas palabras, la izquierda de este país nos las ha venido recordando con mucha frecuencia como una especie de llamada de conciencia a los que habían ganado la guerra, y, también, como muestra de reconciliación que anidaba en Manuel Azaña Sin embargo la izquierda y la derecha se olvidan de las palabras que, mucho antes de éstas que pronunció el ex presidente de la República, había pronunciado un militar español y camisa vieja. Me refiero al general Juan Yagüe. Fue en Burgos, el 19 de abril de 1938 fecha en que se cumplía el primer aniversario de la unificación de falangistas y requetés.

FET había organizado un acto que presidía el general Jordana, vicepresidente del gobierno de Franco y ministro de Asuntos Exteriores. Había mucha expectación cuando los burgaleses se enteraron que hablaría Yagüe. Este dijo que estaba allí como consejero nacional de FET y de las JONS y como tal dirigiría unas palabras: «Vengo a pedir perdón para los que sufren, a tratar de sembrar amor y a restañar heridas». Grandes aplausos impidieron que pudiera pronunciar más palabras. Cuando cesaron los aplausos Yagüe siguió diciendo: «Justicia social, humanidad y caridad cristiana con los enemigos, exaltación del trabajo, ofensiva contra los zánganos y los convidados». De nuevo es interrumpido con aclamaciones que no le dejan seguir hablando. Cuando poco a poco se van silenciando esas aclamaciones, Yagüe volvió a tomar la palabra para decir : «Para darle a la unificación calor humano, para que ésta sea sentida y bendecida en todos los hogares, hay que perdonar. Perdonar es todo...». Este discurso que fue bastante más largo apenas un puñado de periódicos se hizo eco del mismo. Solamente una excepción, que sepamos, lo publicó íntegro. Fue «La Voz de Galicia» que por aquel entonces dirigía Francisco Bravo ex jefe de Falange en Salamanca y autor de los libros: «José Antonio ante la justicia roja», «Historia de Falange Española de las J.O.N.S» y «José Antonio, el hombre, el jefe, el camarada».

Así pues, que se enteren todos, en especial esta izquierda rencorosa y vengativa que tenemos ahora llegada de la mano ZP que sólo nos habla de recuperar la memoria histórica. Que traten de recuperar también las palabras de un hombre que debajo de su guerrera de militar vestía la camisa azul falangista y que por pronunciarlas fue separado del servicio durante varios meses. El discurso estaba en la línea de otro anterior de Manuel Hedilla, sucesor de José Antonio, que fue víctima de la persecución de Franco, quien lo encarceló, sometió a consejo de guerra y le condenó a dos penas de muerte. El día en que Hedilla fue detenido, el general Yagüe le puso este mensaje: «Hoy más que nunca, a tus órdenes».

José María García de Tuñón es historiador

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