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EUROPA Y EL AMIGO AMERICANO (Gustavo Morales)

EUROPA Y EL AMIGO AMERICANO (Gustavo Morales) Europa y el amigo americano

Gustavo Morales

“Devolver la fe colectiva a los españoles en los destinos de la Patria, ya que ésta, necesariamente, ha de marchar a la cabeza de la nueva Europa” .
José Antonio

La Cristiandad

El liderazgo de Europa en el planeta se esfumó después de dos guerras mundiales en el siglo XX. Hicieron su aparición dos nuevos actores imperiales, de los cuales uno, el soviético, no sobrevivió al cambio de época. Estados Unidos es la única superpotencia, en cuya construcción intervino de modo muy especial el luteranismo, base de la alianza de Washington con Jerusalén. Max Weber lo explica en La ética protestante y el espíritu del capitalismo.
Europa es la unidad de la Cristiandad, cuna del imperio universal y por tanto católico. A la Roma que latinizó Europa la sucede la Roma que la cristianiza. Hoy, la Unión Europea es consecuencia de la colaboración entre demócratas cristianos alemanes y franceses, socialistas italianos y social cristianos de Benelux durante la reconstrucción de un continente arrasado por la madre de todas las guerras. La influencia cristiana en la fertilización de la Europa actual ondea en la bandera azul con un círculo de estrellas doradas reconocible para cualquier marianista.
En cualquier caso, Occidente no es ya la tierra donde habitan la mayoría de los cristianos. De los dos mil millones de cristianos que hay en el mundo, 1.246 millones se encuentran en África, Asia, Oceanía e Iberoamérica y 821 millones en Europa y América del Norte.

Europa 25

La fuerza de Europa la constituye un foro político común que sigue a la libertad de circulación de capitales, personas y mercancías, hasta que los agricultores franceses quieran. De la unión económica a la política. Un mercado de 400 millones en una sociedad desarrollada, compartiendo la misma moneda, con poblaciones instruidas al modo occidental, productora de tecnología y otros bienes y servicios que compiten directamente con los norteamericanos. En este aspecto económico, el principal desde la óptica liberal, la Unión Europea y los EE UU son rivales irreconciliables al rivalizar porque sus industrias y servicios no son complementarios sino idénticos. Tanto que empresas como Dainler Benz trasladan plantas de fabricación a Estados Unidos donde el trabajador cobra menos que el alemán y los sindicatos son menos quisquillosos.
Si la primera Europa, la del carbón y del acero, era rica, la actual asume financiar en el ala oriental el alivio de las penurias y caricaturas económicas que legó el marxismo, doctrina europea que sólo sobrevive en Asia. Los países que han ingresado hasta completar los 25 miembros de la Unión Europea actual unos son restos del imperio austrohúngaro, como Hungría, la República Checa y Eslovaquia, en la órbita de Alemania; otros son pedazos del poderío soviético, como los países bálticos; a lo que sumamos la peculiaridad de las islas Chipre y Malta muy vinculadas al enfrentamiento histórico entre el Islam y Occidente en el Mediterráneo. Los restos de los imperios suelen dar problemas. El siglo XX se estrenó y clausuró en nuestro continente con un conflicto en los Balcanes, uno destruyó el imperio austrohúngaro y el otro Yugoslavia y la política exterior independiente de la UE. El fracaso en prevenir y detener la guerra fue palmario. La OTAN resolvió el conflicto siguiendo el interés del socio mayoritario.
La República Checa, Eslovaquia y Polonia tienen la renta pér capita más baja de los 25, los dos últimos países también ostentan la mayor tasa de paro. Hungría y Eslovenia sufren la inflación más alta. En el lado esperanzador, dos países bálticos, Letonia y Lituania, presentan el mayor incremento del PIB. Para lubricar las plumas de cuantos escapan a la tradicional órbita rusa, la prima de enganche a la Unión Europea incluyó antes de la firma 408 millones de euros: 108 para Polonia; 100 para Malta, República Checa y Eslovenia, y 200 para el resto. La UE garantiza ahora esas fronteras y “colonizarᔠesos países frente a su antiguo preceptor, Moscú. A cambio abrirá las barreras a un buen número de trabajadores, con cuadros medios muy cualificados.
El resultado de la caja está en números rojos para Bruselas que debe hacer una nueva distribución de las ayudas, en detrimento de la Península Ibérica, y regatear con Alemania que redirige sus fondos de desarrollo a la zona oriental de la nación unida. Londres quiere reducir su aportación. El gobierno británico asegura que desde 1994, descontada la devolución que recibe, Reino Unido ha aportado 58.000 millones de euros, mientras que Francia ha puesto 29.000 millones e Italia 17.000 millones. Londres tuvo una contribución neta al presupuesto en 2003 de 3.800 millones de euros, frente a los 1.700 millones de París o los 1.100 millones de Roma. España y Portugal, hasta ahora, eran beneficiarios si no consideramos reconversiones o las cuantiosas multas y detalles como la necesidad de reducir la cuota láctea, por debajo del autoconsumo, para que otros socios más antiguos siguieran exportando.
Alemania

El presidente germano reconoce que es imposible equiparar a los ciudadanos del Este y el Oeste de la misma nación. La constitución se convierte en papel mojado. En tiempos de crisis florece el fascismo. Las elecciones alemanas lo han reflejado. Más cuando el presidente polaco, Alexander Kwasniewski, se ve amenazado por las reclamaciones de tierras de los germanos expulsados en 1945, con el corrimiento de fronteras. Varsovia busca un trozo más del pastel y exige a Berlín reparaciones de guerra. El canciller Schröder rechaza ambas pretensiones que alimentan los nacionalismos polaco y germano. Alemania, que refuerza su posición con el giro de Europa al Este, tiene reivindicaciones irredentas que calla en recuerdo de Munich. Los astilleros polacos están en la antigua ciudad de Danzig, hoy en manos de Solidaridad de Walesa. La ciudad de Kant, Koenisberg, es hoy la rusa Kaliningrado. Y en Berlín estrenan El hundimiento, película alemana donde Hitler en sus últimos días no se comía ya a los niños crudos por los pasillos del bunker entre los murciélagos y las cámaras de tortura.
La llegada de la democracia liberal a los antiguos satélites soviéticos ha generado un efecto desesperanzador a medio plazo. Al vacío tras la caída de las estructuras autoritarias marxistas le han seguido las mafias, el paro y la desindustrialización. El subempleo de la economía comunista lo añoran los sin trabajo en la economía capitalista. Sus cuadros medios, muy cualificados técnicamente, han emigrado a los países donde la poesía bolchevique señalaba al Ejército Rojo “montañas de carne y lagos de mantequilla”.
La Unión Europea fracasa en la resolución del problema de los Balcanes. Washington asume el mando, los bombarderos norteamericanos arrasan Serbia y de las cenizas una república islámica nace en el continente: Bosnia. La apoyan el romanticismo de la opinión pública norteamericana (USMC) y los pasdarán iraníes. Con bastante menos glamour que las ministras Vogue. El status quo alrededor de las fronteras emanadas de la II Guerra Mundial se viene abajo también en Europa.
Plus ultra

La Unión Europea es una amenaza comercial y tecnológica para los Estados Unidos pero no es rival militar, político, ni financiero. El músculo militar norteamericano se ejercita varias veces por década. Más con la desaparición de la paridad inherente a la Guerra Fría.
Para lubricar el conveniente apoyo de la ONU, el equipo del presidente Clinton se ocupó del cambio en la secretaría general de Naciones Unidas, deshaciéndose del secretario árabe, Boutros Ghali, y situando en su lugar al keniata Kofi Annan. Dick Clark, asesor con Bus padre, Clinton y Bus hijo, lo coordinó. Clinton ordenó el lanzamiento de misiles de crucero contra objetivos en Sudán y Afganistán. De nuevo firmó una orden autorizando de nuevo a la CIA a matar personas, en este caso era Ben Laden, a quien ya buscaban antes del 11 de septiembre. El uso de la fuerza no es exclusivo de los republicanos. Aunque John Kerry fuera presidente no habría variaciones significativas en la política exterior de Washington. El apoyo formal para evitar la apariencia de unilateralidad lo da la alianza especial con el Reino Unido, Portugal y las naciones orientales de Europa que necesitan la aquiescencia de Washington para acceder a financiación y desarrollo. Varios de los países que ingresan en los 25 mantienen una política exterior totalmente norteamericana que materializan con tropas en Irak. Durante las negociaciones de ingreso en la UE Francia advirtió seriamente a Polonia por sus declaraciones respecto a la intervención de Estados Unidos en Irak.
Con la fuerza militar máxima del plantea como última razón y el apoyo o la pasividad del foro internacional onusino, Estados Unidos no tiene suficiente.
El control que ejerce Washington sobre los organismos que regulan el comercio y las finanzas del mundo es férreo. Uno de los más duros políticos norteamericanos, lo explica así: “También debe incluirse como parte del sistema estadounidense la red global de comunicaciones especializadas, particularmente las instituciones financieras . El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial se consideran representantes de los intereses y de circunscripción global. En realidad, empero, son instituciones financieras fuertemente dominadas por los Estados Unidos” . Ese país es el mayor receptor de créditos del planeta dirige la economía global con la hegemonía anglosajona en los aparatos mundiales que controlan los préstamos, dirigen las inversiones y el comercio planetario. La globalización de la economía responde a la necesidad de estandarizar que tiene el modo de producción capitalista, unificando los hábitos de consumo de distintas culturas. La regla de oro del abogado Fisac.
La ventaja de Washington sobre Bruselas no se circunscribe al poder y al dinero. Parecen haber sido los mejores discípulos de Gramsci, huésped de Mussolini, en la batalla cultural que precede a la política. El consejero para la Seguridad Nacional del presidente Carter escribe: “La cultura de masas estadounidense ejerce un atractivo magnetismo especialmente sobre la juventud del planeta (...) Los programas de televisión y las películas estadounidenses representan alrededor de las tres cuartas partes del mercado global” . El presunto magnetismo responde también a lo reducido y esperpéntico de otra oferta en los medios.
Junto con la cultura de masas, con la homogeneización de los comportamientos y gustos viene la producción y distribución de bienes de consumo a escala global. La gran masa, en los medios audiovisuales, recibe la información opinada y el comportamiento aceptable a través de la televisión y el cine que reflejan de forma aplastante y constante el american way of life. Por si no ha dado resultado, el FBI anuncia que tiene acceso a los datos de los pasaportes extranjeros, con foto y huellas dactilares. La Comisión Europea destaca como prueba de la mejora de las relaciones bilaterales el que haya sido informada.
En el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de la Universidad Johns Hopkins de Washington, predica un profesor: “La principal meta estratégica de los Estados Unidos en Europa se puede resumir en pocas palabras: consiste en consolidar (...) la cabeza de puente estadounidense en el continente euroasiático” . Europa está perdiendo también la batalla de la cultura global y los “halcones” de Washington la perciben como una “cabeza de puente” desde donde actuar sobre Asia, donde habita gran parte de la humanidad. En el imaginario del Pentágono, Europa es Normandía.
Estados Unidos piensa que salvó en dos guerras mundiales a Europa, ¿a qué Europa? es otra pregunta. Desde esa óptica, los dirigentes norteamericanos están “contra los europeos por aprovechados, desagradecidos, egoístas dedicados a su bienestar e incapaces de dar cara a los problemas de nuestro tiempo” .
Alfaquíes

Hemos visto cómo nace un estado musulmán, con su población más moderada que sus dirigentes, en Bosnia Herzegovina. El dinero saudí, tan ubicuo, también fluye hacía allí.
Tras constituir la Europa de los 25, se presenta al modo de Toynbee un nuevo reto: el ingreso de Turquía, abriendo las fronteras de Europa a setenta millones de musulmanes con un gobierno islámico y la espada de Damocles en que Mustafá Kamal el Ataturk convirtió al Ejército turco. El ingreso de Turquía supone incluso sobrepasar las fronteras del continente, sólo el tres por ciento del territorio otomano está en Europa y su abundante población le daría una gran representación en el parlamento europeo, mientras su bajo nivel de vida le haría objetivo de todas las ayudas. Perro eso no es lo más peligroso. Las permeables fronteras turcas limitan, entre otros, con Irak, Irán, Siria, Armenia y Georgia. A los inmigrantes de África y América se sumarían los de Asia central. Que pregunten a los iraníes de Mashad su convivencia con los emigrantes afganos.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que participa habitualmente en la supervisión de procesos electorales, ha renunciado a enviar observadores a las presidenciales celebradas en Afganistán el 9 de octubre. El ministro Bono reconoció el pasado 6 de octubre en Telemadrid que hay reuniones europeas de ministros de Economía o de Agricultura pero no de Defensa sin estar bajo la mirada reprobatoria de los de Exteriores.
Europa no se siente segura con fracciones radicales crecientes del Islam que han dejado su sello en dos 11, S y M a ambos lados del Atlántico. La única actitud que defiende su república es francesa, aunque para quitar el velo despojen también los crucifijos de las escuelas.
Ante el fanatismo doctrinal de muchos almuédanos el viejo continente carece de un modelo válido y creíble. La constitución europea ha abandonado algunas señas de identidad básicas. Menos válido y creíble aún cuando se trata de combatir muyahidines, combatientes en la causa de Dios. Ellos creen en Dios mientras en Occidente reina un cinismo cansado. A los millones de jóvenes de América del Sur, África y Asia se les da a elegir entre una vieja prudente y sabia y una joven fogosa y alocada.
En Nueva York no olvidan que la Estatua de la Libertad es un regalo galo que el humor francés modeló basándose en una prostituta. Y esa orgullosa silueta, sky line dicen, junto al mito de la invulnerabilidad del territorio estadounidense se vinieron abajo con las torres gemelas y miles de “infieles”, kafar. La nueva Babel, los mercaderes de Occidente, el triunfo de la ingeniería sobre la gravedad se desploman en el pensamiento suicida de los kamikazes musulmanes y árabes que pilotaban los aviones. Ofrendan su vida matando infieles. Viento del este, de Levante.
En algunos medios árabes y no, algunos escribían, pasado el dolor y la foto de Arafat donando sangre, que los norteamericanos habían sabido un día lo que había sido Beirut o Mogadisco. Un mudo “el que siembra vientos...” recorría algunos artículos, algunos comentarios. Cuando el terror golpeó Madrid se lanzó abiertamente esa misma acusación contra Aznar, por su compromiso con Washington en Irak. El poder pasó al PSOE, las tropas españolas se retiraron a la orden del Gobierno y el ministro Moratinos farfulla el paso de la órbita de Washington a la estela de Francia. Efectos del 11 M. Lo contó muy bien el catedrático Juan José Calaza de la Universidad de París.
El Eje

La Unión Europea gestiona el bienestar, producto perecedero ante la competencia asiática a la que siempre se la puede crear una crisis financiera si se tienen amigos en las instituciones oportunas que citaba Brzezinski. Pero el modelo de vida que se extiende es el estadounidense. Los norteamericanos desprecian las viejas conspiraciones y debilidades crueles de Europa. Si miran hacia aquí ven que al gobierno socialista de OTAN de entrada no pero sí, bases fuera pero no todas, le continua, interregno Aznar, el gobierno socialista de Guerra no en Irak pero sí en Afganistán o Haití. Los presupuestos de defensa de los países europeos han sido artificialmente bajos gracias a la asunción de la tutela armada durante la Guerra Fría por parte de Estados Unidos. España tiene el menor gasto en Defensa de la Unión Europea.
Para reforzar el lado europeo de la conexión atlántica se forma el eje franco-alemán, impensable durante dos siglos de guerras. Este eje constituye una brigada de intervención franco-alemana y busca, por el prurito de la identidad, una política exterior diferente en el matiz a la de Washington. Francia continúa la política exterior gaullista y Alemania abre horizontes en el Este. Es más visible en torno a la cuestión palestina, donde el Gobierno israelí desprecia y desaira a los enviados de la Unión Europea mientras cuente con el apoyo de Washington. El Eje divide en la UE en europeístas y atlantistas. Nada serio. Es un sencillo reparto de la hegemonía dentro del continente por parte de las dos mayores potencias, Alemania y Francia, cuyo peso y población le dan mayoría en los órganos de decisión de Bruselas y Estrasburgo. Ambas sólo serían anegadas por el ingreso de Rusia y desestabilizadas por el de Turquía.
En cualquier caso y a pesar de los discursos en la ONU, la orgullosa Francia, potencia nuclear, rindió honores a los Estados Unidos en la reciente celebración de Normandia. No es para menos.
Y Zapatero en la ONU nos cuenta El abencerraje y la hermosa Fátima o cómo unir a Oriente con Occidente en la misma línea del discurso de l persa Jatami, presidente de la República Islámica de Iran, y su propuesta, más limitada, de diálogo de civilizaciones.

Gustavo Morales es periodista.

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