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ADIOS, ESPAÑA (Jesús Lainz)

ADIOS, ESPAÑA (Jesús Lainz) Posiblemente sea muy difícil encontrar en las bibliotecas un compendio tan exhaustivo de las sinrazones que impulsan y justifican los nacionalismos que amenazan la integridad de España, mérito al que se suma la condición de su autor, llegado al análisis político desde sus facetas letrada y empresarial. Ajeno a las sesudas fórmulas de tantos analistas que -al uso- pululan por los medios, Laínz se ha pertrechado con cuantos datos y argumentos ha hallado a su paso para esforzarse en su afán por alumbrar la verdad sin importarle un ápice la corrección política. Y bate sus armas con seguridad y tesón, algo que es sin duda digno de reconocimiento.
El pormenorizado repaso que el autor efectúa de las construcciones históricas sobre las que el nacionalismo vasco ha alzado la gran mentira que -junto con el terrorismo- ha dado pábulo a una futura EuskalHerria independiente y soberana es todo un dechado de paciencia lectora y claridad expositiva, situando al lector ante la verdad desnuda de un mito trascendental para el nacionalismo vasco. No es tanto demérito de los nacionalistas vascos el recurso al mito como su empeño por convertirlo en verdad absoluta que justifique sus propósitos, haciendo así de una simple referencia un inmenso embuste. Las fábulas de Túbal o Aitor ya sólo caben en mentes ignorantes, pero aún con ellas se pretende señalar el pretérito origen del supuesto pueblo vasco diferenciado de otros pobladores de la Península. Más compleja es la manipulación que de la foralidad realizan los nacionalistas vascos, quienes desean ver en este objeto jurídico medieval el núcleo de una forma política moderna como es el Estado. Ignoran a sabiendas —además— la vinculación real de Castilla con su mítica EuskalHerria, no ya sólo conforme el manido argumento en torno al Señorío de Vizcaya, sino mediante la relación del antiguo condado con el reino navarro y la repoblación vasca de diferentes territorios a medida que se expandían los dominios de la corona castellana.
Estos y otros muchos argumentos utiliza Laínz para reducir a su verdadera dimensión las pretensiones separatistas del nacionalismo vasco: mendacidades, fraudes, mentiras y tergiversaciones con las que se ha ido moldeando desde los púlpitos, las aulas y los medios de comunicación la concepción de toda una sociedad en beneficio de los intereses de los propios nacionalistas. Más aún, se atreve a señalar las incoherencias que abundan en el propio discurso nacionalista, contradicciones no obstante mantenidas con una persistencia digna de mejores empresas, y los falsos paralelismos en que se empeñan los nacionalistas vascos (caso irlandés, por ejemplo).
La responsabilidad del PNV ante lo que se nos avecina queda meridianamente patente en estas páginas, aunque su autor no desatiende los nacionalismos separatistas catalán y gallego, con los que en el período constitucional algunos dieron pie para la invención de las nacionalidades históricas.
El gran reproche que se le puede plantear a esta obra es su desmesurado tamaño, que -por otra parte-, sobre desanimar al lector medio, oculta no pocas reiteraciones textuales y documentales. No podemos sino invitar desde aquí al autor a la reelaboración de su trabajo con miras a una mayor brevedad, quizá aún más provechosa que la exhaustividad de la presente. Aún con todo, el esfuerzo de su lectura se ve recompensado por el indiscutible valor de la obra, que sin duda superará la habitual brevedad de la vida editorial.

Reseña extraida de ALTAR MAYOR

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