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BANDERAS CON GARBO (José Manuel Cansino)

BANDERAS CON GARBO (José Manuel Cansino) BANDERAS CON GARBO

Las huellas del marxismo se dejan entrever en el discurso progresista apenas rascar un poco. El rechazo al concepto de Patria del Manifiesto Comunista de Marx y Engels tiene su versión moderna en el rechazo del progresismo a banderas e himnos nacionales. En estos tiempos de escasa lectura, la cultura progre toma el relevo de las imprentas para formar a los jóvenes en esta versión particular del internacionalismo que es el cosmopolitismo (concepto paradójicamente repugnante para el comunismo de entreguerras).
El Forum de Barcelona es para muchos de sus inspiradores, una fiesta «jipi» pero con mogollón de pasta, diseño de Antonio Miro y canapés de Ferrán Adriá; ahí es nada. Por lo demás, no deja de ser llamativo que los argumentos de la publicidad oficial del evento se basen en una jovencita diciendo que se va a hacer la tira de kilómetros para que Gorvachov le explique su visión del mundo cuando, por mucho menos dinero, puede conocerla comprando un libro en la librería de la esquina.
Comprendemos que en mitad de este cosmopolitismo de diseño, pinta poco un Rey de un país en dimisión mayoritaria, inaugurando semejante evento flanqueado por republicanos borrachos de influencia política y nacionalistas que recomiendan el rechazo a todas las banderas, menos la señera catalana de que la que se sienten propietarios.
Así las cosas se presentó el Jefe del Estado con el «chip» de las inauguraciones tensas y se subió a un atril donde deliberadamente se había mal puesto la bandera española junto a una señera perfectamente colocada y soberanamente desplegada.
La «señera» es, sin duda, una bandera tan española como el árbol de Guernica, el Cabo Finisterre o los reaños de Rodrigo Díaz de Vivar. Por tanto, tanto respeto merece como la bandera nacional y, puestas a lucirlas, démosle a todas el mismo garbo y la misma solemnidad.
De tener el mismo acierto que Agustina de Aragón o que cualquier madrileño anónimo buscando esperanza en mitad de los amasijos de hierros del 11-M, el Jefe del Estado se hubiera girado en el atril y con la humildad de quien sirve a España y la decisión -parece- del 23-F, hubiera desplegado la bandera y le hubiese dado el mismo real garbo y solemnidad que se merece la señera.

José Manuel Cansino es Economista y Profesor Universitario.

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